Sus guerras, las guerras: nuestras guerras.

 

Dicen que si los duelos no se metabolizan y se asumen bien brotan con cada perdida. Quizá ese es el problema, que nos falta asumir, como sociedad, los diferentes duelos de las pérdidas sufridas y hoy los ojos se nos encharcan viendo las imágenes del terror que vive la población afgana ante la entrada en la capital y en el resto de ciudades de las tropas talibanas.

https://www.eldiario.es/internacional/tres-muertos-medio-caos-aeropuerto-kabul-huir-talibanes_1_8222567.html?utm_source=onesignal&utm_medium=push&utm_campaign=2021-08-16-AFGANISTN

https://elpais.com/internacional/2021-08-16/el-panico-a-los-talibanes-desata-el-caos-en-el-aeropuerto-de-kabul.html

Gente enloquecida que corre, con los pocos enseres que puede llevar, hacia los aeropuertos, que pelean palmo a palmo por un espacio imposible en los aviones que repatrían a estadounidenses o saltan a un asfalto endemoniado por el polvo y la desesperación en una huida que ni saben hacia dónde va ni quién espera al final. Las escenas de personas a las que su nivel de desesperación les lleva a agarrarse a un avión en marcha…para poco después soltarse cayendo al vacío, nos sobrepasan en la angustia. https://www.elcorreo.com/internacional/video-impactante-avion-afganistan-caen-dos-personas-tren-aterrizaje-20210816130629-nt.html

La prensa veterana, ante esos videos repetidos, nos recuerda otra huida similar. La de Saigón, cuando vimos de forma sorpresiva  al ejército norteamericano acarreando con la prisa del miedo y el ardor de una derrota mal digerida, como huía  en estampida  dejando el orgullo del imperio entre los manglares vietnamitas rebobinados por los guerrilleros del Vietcom.

A nosotras, las españolas/es las imágenes nos duelen también porque ni hemos podido (no nos dejan) metabolizar la derrota sufrida por nuestra gente en  1939. La misma desesperación, el mismo horror que hace tomar un colchón, una cazuela, dos o tres mudas y salir de casa con lo puesto, huyendo, huyendo sin parar hasta donde una alambra o un dique de frágiles ladrillos sirva de parapeto. ¡Pobres huidos! las alambradas no les protegen del hambre, del frío, de los piojos y de la muerte y el frágil ladrillo de unas fronteras ciegas a ese dolor no les salvarán del fascismo larvado que los recibirá a manguerazos de agua helada con en Hungría a los sirios, o con palos y hoces en otras, en cualquier frontera…O directamente devolviéndoles en caliente como hacemos en nuestro país ¿verdad Marlaska? ¿Verdad querido gobierno más izquierdista de la historia? Eso los/as afganas, que huyen enloquecidos, no lo saben pero estamos seguras que las palabras de estupor y de condolencia de los diferentes gobiernos se quedarán en eso: palabras huecas. Porque Occidente trajina el fuego y luego si  no sabe apagarlo sale corriendo con cobarde prisa y deja que en el incendio perezcan los de siempre: el pueblo que los padeció.

EEUU hace tiempo que perdió el orgullo, quizá por eso ganó Trump, retrotraía al pueblo (la llamada de forma cruel, basura blanca) a pasados imperiales cuando el soldado yanqui era como el romano que donde pisaba su sandalia no brotaba la yerba y nadie osaba tocar al invasor todopoderoso. Los silenciosos y heroicos vietnamitas demostraron que el imperio del águila estaba declinando. No supieron leer la derrota, no metabolizaron la pérdida y siguieron con lo suyo. Chafurneando a favor del capitalismo que representan, colocando gobiernos títeres en los países que les interesa esquilmar que hacen de la crueldad forma política siempre a espaldas del pueblo. Luego ese  pueblo olvidado y maltratado, o se queda quieto, o se afana contra el invasor y vuelta la burra al trigo. Cuando la cosa se pone fea, los marines del imperio se prestan  a salir corriendo dejando  un país en llamas y a  millones de personas desvalidas y desahuciadas de la vida. No aprendieron en el Saigón de 1975 que su tiempo acabó.

https://es.euronews.com/2021/08/16/afganistan-los-talibanes-ocupan-el-palacio-presidencial-eeuu-culmina-el-traslado-de-su-emb

El estado norteamericano ha gastado en los veinte años de guerra en Afganistán 83.000 millones de dólares. ¡83.000! Lo escribo dos veces para grabarme la cifra en la mente. Imaginen ese dinero invertido en infraestructuras, universidades, salud, educación, empresas rentables…hubieran convertido a Afganistán en un faro imponente de la llamada cultura occidental. Claro que eso no hubiera supuesto plusvalías para la potente industria armamentística norteamericana que es una de las que gobierna el país. De hacer las cosas mínimamente bien los dueños de los bolsillos que viven en la Quinta Avenida en lofts de 500 metros o más, con los lujos inimaginables, helipuerto privado y vacaciones cinco veces al año en Mustique o similar, no podrían repartir tanto dólar como se saca en la destrucción de un país. Recuerden las palabras de aquél ladino seductor de Reth Butler, cuando le explicaba a Escarlata O, Hara que en la construcción o en la destrucción de un país es cuando se forman las grandes fortunas…Repasen la historia si lo dudan.

Por eso entraron como supuestos salvadores los yanquis en Afganistán, Irán, Siria, Libia, Vietnam…Podemos seguir hasta aburrirnos. Nos cuentan que van a pacificar, hacer justicia y reponer la democracia. Nos lo gritan las cadenas de televisión, las películas que financian los amigos de los potentados armamentísticos,  para ello revisten de patriotismo la refriega y gritan como poseídos: “Dios salve a América” cuando en realidad lo que debieran decir es: “Dios o el demonio salva a los ricos y los hace más ricos”

En 1975 salieron corriendo como conejos de Saigón y no aprendieron nada. La “grandeur” yanqui no se apeó de su falsedad comprobando que al gigante se le derretían los pies mientras un pueblo silencioso fue sustituyendo a los abrasados por el napalm por otros y otros…Hasta derrotar al gigante como lo hacen las plagas de hormigas o de mosquitos, moscardoneando hasta tumbarle.

No aprendieron y han seguido. Con los dementes/estúpidos (nunca sabré si son más lo primero que lo segundo) de la triada de las Azores. El sinsorgo de Bush (hijo) fue apoyado en la patrioterada de la venganza del 11S por el inglés y por el innombrable español y se lanzaron a recuperar el orgullo en países que poco o nada tenían que ver con el atentado de las Torres Gemelas. No olvidemos que estos talibanes que hoy siembran el terror por Kabul, como los anteriores o los que, bajo órdenes de Bin Laden, destruyeron las Torres Gemelas, fueron organizados, armados, entrenados  por los yanquis en el periodo -olvidado periodo- de la Guerra Fría. Había que combatir al comunismo armando a imbéciles y como bien expreso en un twit Guillermo Freisser:  «el salivazo se le habían devuelto a la misma cara del gigante yanqui». Querían ser pequeños Maquiavelos…y se les olvidó que hace falta inteligencia para jugar a la guerra. Es lo que ocurre cuando se ponen a gobernar los imbéciles con ínfulas. Les gusta jugar a las guerras sobre todo cuando en ellas, sus amigos y por consiguiente ellos, ganan muchos dólares.

Las imágenes dantescas de la huida. La desesperada intención de salir como sea y a donde sea nos trae dramas poco asumidos a la memoria, quizá porque en el fondo (y en la forma también) todas las guerras son la misma: la que ejerce el poder contra los y sobre todo las nadie. Aunque nos las disfracen de gloriosos alzamientos, de recuperación de libertades, de patriotismos  que se ejercen por proxenetas de la política. Justo a los que jamás les toca sufrirlas.

Habría que decir a nuestros gobiernos (¡oh, el más izquierdista de la historia!) que amparen a esas mujeres, que reciban con los brazos abiertos a los/as refugiadas del salvajismo talibán, que dejen las grandes palabras y acudan a los hechos. Necesitan salir, necesitamos que salgan para que la puñetera barbarie no nos coja a nosotras. Debiera ser hora de entender que nadie está a salvo, no hay ni frontera, ni armamento pesado que pueda con un pueblo enrabietado. Y los talibanes, como tantos otros, son eso: pueblos enrabietados que llevan en la punta del fusil la furia ciega. La que nuestra civilización y cultura les ha inspirado. Lo que les hemos enseñado.

María Toca Cañedo©

Sobre Maria Toca 1673 artículos
Escritora. Diplomada en Nutrición Humana por la Universidad de Cádiz. Diplomada en Medicina Tradicional China por el Real Centro Universitario María Cristina. Coordinadora de #LaPajarera. Articulista. Poeta

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