Hay palabras modestas a las que no otorgamos demasiada importancia más allá de su función aclaratoria, que guardan entre sus letras el secreto del auténtico poder. Son palabras con apariencia común, que casi cualquiera es capaz de escribir correctamente y cuyo uso supone tan escaso reto que apenas reparamos en ellas pero que realmente esconden un súper héroe sin calzón por encima de los leotardos, ni cabina telefónica, ni gafas de pasta con las que disfrazarse, aunque capaces de transformar la amabilidad informativa en fuerza capaz de insuflar ironía a un titular o poner el mundo a girar en el sentido contrario a las agujas del reloj, modificando el tiempo, ese puta del que ya Einstein nos dijo que era de lo más relativo.
Estoy segura de que ustedes, como yo, usan la palabra ‘ahora’ al buen tuntún, sin reparar en su importancia, casi con desgana. Incluso, cuando la escriben, notan esa punzadita, apenas perceptible, del desdén que producen las palabras que necesitan de una hache intercalada para ser alguien.
Pero no se llamen a engaño, queridos, ‘ahora’ es un arma poderosa, casi de destrucción masiva. No solo tiene la capacidad de concretar el momento en que algo sucede, sino que si la dejan a su libre albedrío en un titular, pongamos por caso, aportará a este una dosis extra de información y nos dará la medida exacta de la mala leche en sangre del autor del mismo.
‘Ahora’ puede sustituir alegremente a ‘en campaña electoral’; usada con pericia puede evitar tener que adjuntar añadidos del tipo ‘que no antes’, incluso es capaz de aportar sin que se note, apenas lo justo, la opinión del autor acerca de la oportunidad de un hecho.
‘Ahora’ es una súper palabra de la que yo soy súper fan.
Texto: Kim Starley
Deja un comentario