Capítulo XXI. Mujeres en Negro. El brebaje mágico de Tánger
El trayecto desde el aeropuerto de Fez hasta Marrakech se me antojó largo. Poco antes de llegar Fatine hizo una llamada y [VER MÁS]
El trayecto desde el aeropuerto de Fez hasta Marrakech se me antojó largo. Poco antes de llegar Fatine hizo una llamada y [VER MÁS]
En el mostrador de Ryanair, Aitor facturó su equipaje. Se volvió hacia nosotros con los brazos abiertos y me abrazó. –Gracias amigo. [VER MÁS]
La mañana en Fez transcurrió plácida. Una vez cruzado el umbral los negocios se hacen sin el menor esfuerzo, y en esos [VER MÁS]
Aitor se mostraba exultante. Una palmada sobre mi hombro impidió que me levantara a su llegada. Cogió con ambas manos la de [VER MÁS]
Antes de entrar en el dormitorio Fatine me agarró suavemente por el brazo. –Espera un momento. Quiero explicarte algo. Lo que vas [VER MÁS]
Salimos del palacete con el sol habiendo ya remontado los alminares de la ciudad. De camino al hotel, Aitor, llamó a su [VER MÁS]
Me cuentan los que le conocieron cuando vino de unversitario a Sevilla a competir en waterpolo, que sus aires de superioridad, y [VER MÁS]
Llegué al hotel de casa de Fatine, con el tiempo justo de ducharme y bajar a desayunar con Aitor a la hora [VER MÁS]
Sonó el teléfono de la cabecera de la cama de mi habitación del hotel. Eran las 17 horas. –Monsieur: le esperan en [VER MÁS]
Abrió la puerta como si me estuviera esperando, camisón de seda de corte occidental, cabello suelto y una sonrisa de dientes brillando. [VER MÁS]
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