Capítulo XXXVI Mujeres en Negro: Dos docenas de rosas y 35 tiros
No sabría decir si la dulzura de las palabras de Fatine, bien me atemperó un poco el torbellino de sensaciones que se [VER MÁS]
No sabría decir si la dulzura de las palabras de Fatine, bien me atemperó un poco el torbellino de sensaciones que se [VER MÁS]
Algo me avisó de que arrojarme a la pasión sin medida podía ser un error. Puse la bandeja sobre la cama y [VER MÁS]
Aquel maravilloso punto de inflexión en mi relación con Diana, le daba al menos a mi vida un giro copernicano. Toda una [VER MÁS]
He conocido a algunas mujeres que fantasean con que eran deseadas por infinidad de hombres, y luego la cosa se queda casi [VER MÁS]
De Laredo guardo inmejorables recuerdos. Fue al finalizar un cuatrimestre, que tres compañeros y yo nos subimos a un Renault 5 con [VER MÁS]
Me desazonaba no saber exactamente lo que había ocurrido la noche anterior. Enseguida recordé que la botella de Jaguermeister contiene un licor, [VER MÁS]
Mientras Salomé descendía a la realidad dentro del ascensor, Diana cerró la puerta tras de sí apoyando su espalda contra ella. Me [VER MÁS]
Sabía de la tenacidad de Diana. No podía aplazar más la cena que me propuso mientras volvía de Algeciras, de modo que [VER MÁS]
Transcurridos ochenta y dos años tras la finalización del alzamiento militar insurrecto en contra de la II República, a nadie quedan, o [VER MÁS]
Veía a mis tres “esposas” por el espejo retrovisor del BMW, mientras agitaban sus manos en señal de despedida. Sin duda el [VER MÁS]
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