Admiro a las piedras, ellas tienen la información del Universo, del inicio, del comienzo. Seres generosos, muy pacientes nos enseñan que somos capas, que nada pasa, que todo cambia.
No importa el tiempo… si todo es ritmo, si es movimiento.
En los Andes antiguos no había libros de papel, de esos que solemos leer. Los libros los traía el viento, las hojas eran de coca, las palabras salían de la boca. Y las piedras eran colocadas por manos amorosas que con ellas escribían el devenir de las cosas.
El caos sostiene al cosmos, las líneas describen formas, que ordenan la vida, ensanchan las mentes, se vuelven transitorias.
Dibujan tres mundos, estrellas, escaleras que te invitan a verlas. Altares, minerales, espejos de lo que llevamos dentro y a veces no vemos.
Arriba y abajo, pulidas, rugosas. Presencias misteriosas que en silencio te cuentan la Historia.
Y así, las piedras, nos susurran filosofías eternas, traspasando paredes, revolviendo memorias. Almas pétreas y humanas se unieron para dejarnos un legado que aguarda tranquilo en estas bibliotecas del pasado. Escucha a las piedras, que saben tanto, descubre las luces que las han acariciado. Te están esperando…
Texto: Silvia Maza
Fotografías: Silvia Maza
http://silviamaza.blogspot.com
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