Es axioma, usted provoca una causa y de inmediato surge el efecto. Con todo. De un tiempo a esta parte asistimos, dando visos de normalidad, a un discurso basado en el odio, la más bastarda xenofobia, el racismo y sobre todo la aporofobia. Escuchamos discursos en nuestros parlamentos que nos hubieran sonrojado hace poco tiempo de oírlos en la barra de un bar. Se hubieran afeado sin miramientos, mientras ahora, unas nos quedamos boquiabiertas y otras aplauden las más descalabrantes barbaridades dichas por personas de “orden”.
Se insulta a un diputado en la Asamblea de Madrid, afeándole la forma de cómo ha luchado por sobrevivir, quizá envenenados por ver su éxito, ellos que propugnan la excelencia, el hazte a ti mismo, el si quieres puedes. Salvo que seas negro y llegaras huyendo del horror. Sudaca. O moro. Entonces eres reo de defecación monasteril. Como bien decía el compañero Maestre, en su artículo https://www.eldiario.es/opinion/zona-critica/hilo-negro-rocio-monasterio_129_8056139.html es el orgullo de privilegiada o el odio ante la ascensión del esclavo lo que le resulta insoportable a la esclavista Monasterio.
Avanza a paso de gigante, el discurso de normalización del desprecio más vasto por el ser humano y los valores que como sociedad nos mantienen entre líneas de una cierta cordura. Lo que dicen esos mal nacidos no hace muchos años se hubiera dicho en voz baja y con vergüenza. Ahora no. Han comprado el discurso racista, banal y populista de bajo vientre y lo lanzan al aire. Causa.
¿Y el efecto? De momento, dos que se sepan. Hace unos días un tipo cargó su revólver de ex militar y asesinó a tiros a Younes Bilal. El motivo: ser moro y hablar con una mujer española. Efecto.
Hace también pocos días, una mujer apuñaló en los riñones a otra mujer mientras esperaba en una de las colas del hambre, en Cartagena. Mientras le rompía los riñones le gritaba que los sudacas nos quitan la comida. Dicen que estaba alcoholizada y que tenía una enfermedad mental…Que cosas, como si eso fuera disculpa para el racismo cuando es el efecto del discurso.
Sudaca. Le gritó sudaca. Una se pregunta si a la señora Monasterio alguien le llama sudaca, puesto que ha nacido y vivido en Cuba. O al señor Vargas Llosa, nacido y criado en Perú. O a Leopoldo López, natural de Venezuela…O tantos y tantas criollitas que llegan a nuestro país en franca súplica de amparo expulsados de sus paraísos por izquierdistas de baja estofa.
Las señoras bien suelen discutir sobre la bondad de “sus” filipinas, que limpian la casa, cuidan a los niños o ancianos por un sueldo mísero. Me pregunto si incluyen en ese lote a Isabel Preysler, nacida y criada en Filipinas.
Como llamar moro (generalmente adjetivado con “mierda”) a cualquier procedente del norte de África mientras se rinde pleitesía a los jeques que con su séquito inundan la Costa del Sol y destinos turísticos de categoría ante los que pliegan la rodilla monarcas, eméritos y rinden vasallaje los hijos del pueblo más preclaros. Eres moro si eres pobre, me parece a mí. Eres sudaca si eres pobre…Y eres negro mantero (bueno, lo de negro eres siempre para una señora acostumbrada a tener esclavos)
El doble lenguaje es causa del odio al pobre, al sufriente, al que llega desprotegido con las manos vacías, dispuesto a luchar por sobrevivir. No olvido una entrañable entrevista realizada a la directora de la Cocina Económica de Santander en aquel momento , mi querida Evelia Cantera, que me insistía: “Debiéramos acogerlos con los brazos abiertos, aunque solo fuera por egoísmo. Llegan después de haber pasado mil penalidades, de cruzar un océano, a malvivir por desiertos, de tratar con mafias. Llegan con la fuerza, son los mejores. Ellos pagarán nuestras pensiones. Aunque no fuera por humanidad…debiéramos abrir los brazos porque ellos somos nosotras no hace mucho”.https://www.lapajareramagazine.com/entrevista-a-evelia-cantera-deshaciendo-mitos-sobre-la-inmigracion
Pero no. El discurso del odio ha arraigado a fuerza de darle soltura en tribunas y medios. Si usted, poco leído, poco informado, en paro, con cierta dosis de desesperación y poca capacidad de análisis , escucha en la tribuna del Congreso o de la Asamblea de Madrid y en medios de comunicación escupir odio contra el negro que hace top manta o contra el sudaca que nos roba. Usted, si tiene un arma en casa o un cuchillo en la mochila, puede usarlo contra los que le dicen que son culpables de su desvalimiento. Efecto.
Luego lamentamos durante unas horas hasta es posible que se les dedique unas palabras en los medios, sin demasiada resonancia, al fin…¿Qué son? nadies. Luego volvemos a la normalidad, a dar por válido un discurso que arraiga y envenena una sociedad depauperada culturalmente.
Tienen votos, me dirán ustedes. La libertad de expresión hay que respetarla, me insisten los chicos canallitas rojipardillos de ciertos medios. Claro. Y nosotros debemos tener imaginación porque nos devoran. Si no conseguimos poner dique al discurso (causa) nos veremos afectados por las consecuencias (efecto) Sin pasar mucho tiempo.
Les recuerdo las palabras del ideólogo de esta política denigrante, Steve Bannon, cuando le preguntaron si lamentaba que Salvini o Vox no tuvieran más poder, respondió: “no, claro que no lo lamento, porque el resto de los partidos han comprado el discurso. Da lo mismo ganar porque otros defienden nuestras ideas”https://www.lapajareramagazine.com/steve-bannon-el-darth-vader-del-conservadurismo-fascista
O ponemos coto a los aldabonazos de racismo, xenofobia, machismo, homofobia y aporofobia o en breve los efectos los soportaremos nosotras. Quizá ya los padecemos.
María Toca Cañedo©
Tal cual, Maria.