
Si nos situamos en el contexto del pueblo español de 1936, entenderemos mejor las causas por las que prendió de forma fácil este ideario. Fueron las zonas latifundistas en donde cundió con más fuerza, debido a las carencias ancestrales de la mayoría del pueblo. Andalucía, Castilla, Catalunya (con características diferenciadas debido a la mayor industrialización de la Comunidad catalana) Aragón y Levante. El levantamiento de las comunas colectivizadas venía de atrás; a partir de febrero de 1936 nada más ganar las elecciones el Frente Popular, el campesinado español, escamado por lo ocurrido en el bienio negro donde las tímidas reformas agrarias se habían revertido, tomaron tierras de los latifundios, respetando en gran medida a los pequeños propietarios que no quisieron sumarse a la colectivización. Cierto es que la presión social ejercida sobre ellos fue alta, pero en general se les respetó.
El campesinado del latifundio partía de un estado de semiesclavitud durante siglos, compartiendo jornadas de trabajo extenuantes con unos amos que apenas retribuían a los aparceros con la comida y un chamizo donde vivir (revisar la novela de Delibes, y la película posterior “Los santos inocentes” que nos muestra una realidad que duró siglos) Gran parte de las tierras de los terratenientes eran improductivas. Enormes extensiones de terreno que servían como coto de caza o simplemente para el esparcimiento del señorito en sus cabalgaduras. Arrebatar la tierra a los dueños que no la explotaban no era ilegal, puesto que la República se había dotado de leyes que protegían las expropiaciones de los trabajadores siempre que, como decimos, se hicieran a tierras improductivas.
Las incautaciones se realizaron en diversos puntos de España; cobraron especial interés en Aragón debido a la grandísima implantación del ideario anarquista de la vecina Cataluña que contagió a los aragoneses el ardor revolucionario.
Constatemos que fueron tres millones de personas las que se involucraron en dichas colectivizaciones, que en total fueron 2000 las contabilizadas en todo el Estado.
Las colectivizaciones de Aragón durante la Guerra Civil Española fueron un fenómeno complejo y trascendental, marcando un intento único, junto al ucraniano de años anteriores, en la historia mundial de aplicar los principios del comunismo libertario a gran escala. Se desarrollaron principalmente en la zona oriental de Aragón que quedó bajo control de las milicias anarcosindicalistas tras el fracaso del golpe de estado de julio de 1936.
Analizamos su éxito y también los factores favorables que potenciaron el experimento
- Fuerte implantación anarcosindicalista: La Confederación Nacional del Trabajo (CNT) tenía una base muy sólida entre los campesinos y trabajadores de Aragón, especialmente en las zonas rurales. Sus ideas de autogestión y colectivismo eran ampliamente difundidas.
- Vacío de poder: Tras el inicio de la guerra y la desarticulación de las instituciones estatales en la zona republicana, se generó un vacío de poder que fue llenado, en gran medida, por las organizaciones obreras, principalmente la CNT y la Federación Anarquista Ibérica (FAI).
- Iniciativa desde abajo: Las colectivizaciones no fueron impuestas por un decreto centralizado, sino que surgieron de la iniciativa de los propios trabajadores y campesinos a nivel local. Las milicias confederales, al avanzar y controlar territorios, a menudo impulsaban o apoyaban estas iniciativas.
- Ideal de transformación social: Para muchos anarquistas, la guerra era inseparable de la revolución social. Las colectivizaciones se vieron como una oportunidad para construir una nueva sociedad basada en la libertad, la igualdad y la abolición de la propiedad privada.
A continuación explicaremos el Proceso de Colectivización llevado a cabo en cada lugar.
- Asambleas populares: En muchos pueblos y comarcas, se convocaban asambleas generales de vecinos y trabajadores. En estas asambleas se discutía y votaba la decisión de colectivizar la tierra, las herramientas, el ganado y, en algunos casos, otros bienes como las tiendas y los servicios.
- Adhesión voluntaria (con excepciones): En teoría, la adhesión a las colectividades era voluntaria. Sin embargo, en la práctica, la presión social y el contexto revolucionario llevaron a que la mayoría de la población se integrara. Se respetó en general la pequeña propiedad campesina que no empleaba mano de obra asalariada y no se oponía a la colectividad. Los grandes propietarios y aquellos que se opusieron activamente a la colectivización fueron a menudo expropiados.
- Formación de comités de colectividad: Se elegían comités locales o comarcales para gestionar los recursos y organizar el trabajo. Estos comités estaban formados por miembros de la CNT y, en algunos casos, de la UGT y otros partidos del Frente Popular.
- Abolición del dinero (en algunos casos): En algunas colectividades más radicales, se abolió el dinero y se implementó un sistema de vales o cupones para acceder a los bienes y servicios. Se buscaba satisfacer las necesidades de todos los miembros según sus posibilidades. En otras colectividades, se mantuvo el dinero pero se regulaban los precios y salarios.
- Organización del trabajo: El trabajo se organizaba de forma colectiva. Se distribuían las tareas y se realizaban las labores agrícolas, industriales o de servicios de manera conjunta. Se intentaba eliminar las jerarquías y fomentar la participación de todos en la toma de decisiones sobre la producción.
- Solidaridad y ayuda mutua: Uno de los principios fundamentales de las colectividades era la solidaridad entre sus miembros y entre las diferentes colectividades. Se establecieron sistemas de intercambio de productos y ayuda mutua para superar las dificultades.
- Servicios colectivizados: Además de la producción, muchas colectividades se hicieron cargo de servicios como la educación, la sanidad, el transporte y el mantenimiento de infraestructuras. Se crearon escuelas racionalistas y se intentó garantizar el acceso a la atención médica para todos.
¿Cómo se organizaron a nivel regional y qué fue el Consejo de Aragón?
Lo inicial fueron las Federación de Colectividades en donde se intentó coordinar las diferentes colectividades a nivel regional. En febrero de 1937 se celebró en Caspe un Congreso Extraordinario de Colectividades con el objetivo de impulsar una federación regional.
- El Consejo Regional de Defensa de Aragón: Este organismo, presidido por el anarquista Joaquín Ascaso, actuó como un gobierno autónomo de la región entre octubre de 1936 y agosto de 1937. Aunque reconocido formalmente por la República, tenía una fuerte influencia anarquista y apoyó y coordinó las colectivizaciones.
- Funciones del Consejo: El Consejo de Aragón se encargó de la organización económica (apoyo a las colectividades, regulación de precios, comercio), la administración de justicia, el mantenimiento del orden público y la coordinación de la guerra en el frente de Aragón.
A continuación exponemos los logros y fracasos del experimento colectivista
En primer lugar, hablemos de los éxitos logrados a tener en cuenta ya que la historia ha ninguneado, o negado en muchos casos, la parte positiva del proceso, contando, como decimos, que el momento social era de máxima crisis, con un país en guerra y la precariedad y polarización que ello conlleva.
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- Transformación social: Se lograron avances significativos en la igualdad social, la educación y la atención sanitaria en muchas zonas.
- Aumento de la producción (en algunos casos): Algunas colectividades lograron aumentar la producción agrícola e industrial gracias a una mejor organización y la eliminación de intermediarios.
- Experimentación de nuevas formas de organización social y económica: Las colectivizaciones representaron un laboratorio social único en la historia.
Traemos, como contraste las duras dificultades que se encontraron en su devenir diario
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- Guerra: La propia guerra impuso enormes dificultades, como la falta de recursos, la movilización de hombres al frente y la destrucción.
- Resistencia interna: No toda la población apoyó las colectivizaciones. Algunos campesinos y pequeños propietarios se resistieron a integrarse o fueron perjudicados por el nuevo sistema.
- Problemas de gestión: La falta de experiencia en la autogestión a gran escala generó problemas de organización y coordinación.
- Presiones externas: El gobierno republicano, cada vez más influenciado por los comunistas, veía con recelo el poder de los anarquistas en Aragón y la existencia de las colectividades, que consideraban un obstáculo para la unidad de la guerra.
Las colectivizaciones en Aragón no tuvieron un único líder centralizado, sino que fueron un movimiento descentralizado con múltiples figuras clave a nivel local y regional. Sin embargo, podemos destacar a algunas personalidades importantes que jugaron un papel crucial en su desarrollo y organización:
A nivel regional, destacamos a los lideres principales
- Joaquín Ascaso Budría (1906-1977): Albañil de profesión y militante anarcosindicalista de la CNT. Fue el presidente del Consejo Regional de Defensa de Aragón desde su creación en octubre de 1936 hasta su disolución forzosa en agosto de 1937. Ascaso se convirtió en la figura más visible y representativa de este organismo autónomo, actuando como un verdadero gobernador de la región y defendiendo las colectivizaciones.
Otros miembros importantes del Consejo Regional de Defensa de Aragón, que también jugaron un papel en el apoyo y la coordinación de las colectivizaciones, fueron:
- Adolfo Ballano Bueno (CNT): Consejero de Justicia y Orden Público.
- José Mavilla Villa (CNT): Consejero de Agricultura, un área fundamental para las colectivizaciones agrarias.
- Francisco Ponzán Vidal (CNT): Consejero de Transportes y Comercio, clave para la organización económica y el intercambio entre colectividades.
- Miguel Jiménez Herrero (CNT): Consejero de Información y Propaganda, encargado de difundir los ideales y logros de las colectivizaciones.
- José Alberola Navarro (CNT): Consejero de Instrucción Pública, impulsando la educación racionalista en las comunidades.
A nivel local, en cada pueblo y comarca, surgieron numerosos líderes y activistas que impulsaron y gestionaron las colectividades. Lo común es estos lideres era ser:
- Militantes de la CNT y la FAI: Que tenían una larga trayectoria de activismo y eran respetados en sus comunidades.
- Trabajadores y campesinos: Que tomaron la iniciativa en las asambleas y fueron elegidos para formar parte de los comités de colectividad.
Es importante recordar que el espíritu de las colectivizaciones era la autogestión y la toma de decisiones asamblearia. Por lo tanto, si bien hubo figuras destacadas, el poder y la dirección residían, al menos en teoría, en las propias comunidades de trabajadores y campesinos.
La figura de Buenaventura Durruti, aunque murió al inicio de la guerra y no formó parte del Consejo de Aragón, tuvo una enorme influencia ideológica en el movimiento libertario aragonés y sus milicias contribuyeron a la creación de un clima favorable para las colectivizaciones en los territorios que controlaban.
En resumen, Joaquín Ascaso fue la figura más prominente a nivel regional como presidente del Consejo de Aragón, pero las colectivizaciones fueron un fenómeno con muchos líderes a nivel local, impulsado por la base trabajadora y campesina influenciada por los ideales anarcosindicalistas
Durante tiempo se ha penalizado el proceso comunitario de Aragón, maximizando los problemas y errores cometidos, pero lo cierto es que supuso un experimento exitoso en gran medida, solo el cambio político y el interés prioritario de ganar la guerra inutilizaron el proceso revolucionario experimental que supusieron las colectivizaciones aragonesas.
Resumiendo, las colectivizaciones de Aragón fueron un proceso complejo y multifacético, impulsado por la fuerte tradición anarquista en la región y las circunstancias de la Guerra Civil. Representaron un intento radical de transformar la sociedad y la economía bajo principios libertarios, con logros significativos pero también con importantes dificultades y una trágica disolución por las fuerzas republicanas.
La disolución de estas comunidades supuso un duro golpe para el anarquismo mundial que miraba con expectación el experiencia española. Explicamos, a continuación como se realizó dicha disolución:
- Intervención militar republicana: En agosto de 1937, el gobierno republicano, bajo la presión de los comunistas, ordenó la disolución del Consejo de Aragón mediante una operación militar dirigida por Enrique Líster.
- Represión: Se detuvo a numerosos líderes anarquistas y se desmantelaron las colectividades por la fuerza, devolviendo la propiedad a sus antiguos dueños o a nuevos gestores designados por el gobierno.
María Toca Cañedo
Continuará…
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