Contemplar… nada más. Con todos los sentidos, que son como radares que me llevan al equilibrio.
Contemplar desde ese lugar donde no existe el juicio, donde yo me olvido, donde no molesta el ruido.
Contemplar lo mínimo, lo ínfimo, lo íntimo, aquello que en estos tiempos nos dicen que no es significativo. Honrar los procesos que llevo dentro, las raíces de dónde vengo.
Contemplar lo grande, que me recuerda el punto al que me proyecto y me envuelve para que no tenga miedo.
Forzar los ojos a ver más allá, que escuezan de tanto mirar.
Y llega la pausa… me permito no hacer nada…
Me atrapo en mi tela de araña donde sólo hay hoy, donde no existe el mañana. Siento los hilos, que son un poco de este mundo y un poco del otro, visibles e invisibles, que son los mismos que unen lo que vive.
El entorno pierde su forma, veo que la nada todo lo conforma.
Contemplando no hay mañana, solo este instante que a veces pienso que no importa.
Texto y fotografía: Silvia Maza
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