Escribir

Escribir. Es más que escribir. Hay una necesidad de expresar. De vomitar. De apertura. De vaciar. Podemos inventar ficciones. Podemos hablar de nosotros. En ambas. Estamos. Y nos damos. Escribir. Es generoso. Valiente. Loco. Hay que estar loco para regalarse. Y yo más loca que nadie. Que me regalo. Sin parapetos. Aunque ya. De otra manera. Antes escribía. Desde la necesidad. Desde la debilidad. Desde las piedras. Hoy. Desde la fortaleza. Desde el amor a mí misma. Desde las alas. Escribir. Es una forma de volar. Hace algún tiempo. Volaba a ras de suelo. Desde hace poco tiempo. Estoy a mil pies de altura. Escribo desde allí. Con otros ojos. Con otra seguridad. Con un me la pela todo. O casi. Me gusta más como escribo ahora. Aunque no le guste a nadie más. Recuerdo. Porque no hace tanto. Que había algo importante al escribir. Evitar el juicio. De valor. De los demás. Y si piensan de mí que. Y si creeen que. Es una escritura esclava. A veces leo a personas. Que escriben bonito. Y al final de su texto. Justifican lo escrito. Necesidad de aceptación. Yo también lo hacía. Quizá sin dejarme ser libre del todo. En mis palabras. Por si. A la mierda.

No tengo la necesidad de formar parte de nada. No tengo la necesidad de que me lea gente concreta. No tengo la necesidad de ser leía por un millón de personas. Sólo tengo ya. La necesidad. De Escribir. De escribirme. Escribirse es una forma de vivir como otra cualquiera. Y hay que vivirse al gusto de uno mismo. Aunque tu vida sea una mierda. Aunque tus textos sean pura mierda. Es mi mierda. Así que es una mierda importante. Y hace algún tiempo. Ese tiempo. Todo este texto habría sido una reivindicación. Una proyección. Ahora sólo expongo. Sólo abro la cremallera del estómago y me dejo fluir. Llevar. Querer. Guiar. Por mis propias letras. Que son las que son ahora. Para que mañana sean distintas. Somos un viaje. Estoy dispuesta. A que cambie el significado. A que mis palabras mañana no valgan nada. Y sean mierda para mí. Habrá palabras nuevas. O las mismas queriendo decir otra cosa. Como ahora. Que no estoy diciendo nada más que tonterías. Pero así es la cabeza. Llena de pensamientos diferentes. Que se inician de una manera. Y terminan de otra muy distinta. Es magia. Son las nueve y cuarto de la noche. El cielo está azul. Hay nubes esponjosas. Mitad blancas, mitad grisas. Veo al sol irse alejando hacia mi derecha. Caerá la noche dentro poco. Yo he quedado para tomar unas cañas. Volveré cuando todo sea negro. Y se pinte la luna en el cielo. Habré olvidado lo que he escrito. Y no volveré a leerlo. Escribir es más que escribir. Hasta cuando es menos.

Eva Barreiro

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