¿Estrategia o cobardía?

Otra de Cataluña y es la última, lo juro (o eso creo) Visto lo visto, que no por intuido ha sido menos esperado, consulto con  los que saben, porque una se asesora antes de empuñar el teclado, y me dicen de todo. Que si es estrategia, que Puigdemon pone la pelota en el tejado de Rajoy para que este juegue y le lance. Que le ha llevado hasta aquí como forma de obligarle a negociar. Que es una medida a largo plazo. Bien. Puede ser. Pero no me convencen.

No lo hacen porque algo me dice que ha sido una bajada de pantalones. Miren ustedes, de toda la vida de Dios, la derecha tiene una patria por encima de todas: el dinero.  Cuando  el dinero amenazó con huir del país, a los miembros del Govern les empezaron a temblar las carnes. Ellos no se arriesgan a ir a la cárcel si no es por una buena independencia.  Y por una buena caja. No es el caso. Una cosa es que apaleen al pueblo, otra distinta palmar la casa propia de Pedralbes.

El sí pero no, no sé cómo habrá sentado a las bases cuperas, incluso a la gente ilusionada con hacer algo grande que votaron el uno de Octubre. Imagino, viendo las imágenes desoladas de Ana Gabriel, y de David Fernández, saliendo como alma que lleva el diablo del Parlament, que estarán muy quemados. Les huele a chamusquina toda la representación de hoy. Pactaron la independencia, vendieron la primogenitura a condición de llegar hasta aquí y la pirueta de Puigdemont no les debe de gustar. Cosas mías, quizá.

Queda la sensación amarga de que el pueblo,  siempre, abre brecha para que luego se tomen decisiones de espaldas a él. ¿Para esto tanto? pregunto. Creo que desde la época del Cid  Campeador , pasa lo mismo “que buen pueblo si hobiera buen señor” que decía don Rodrigo con sus huestes Castilla adelante.

A una le queda la amargura de la decepción. Sí, se trataba de una inmolación. Sí, resultaría inútil. Sí, todo se puso negro.  Es cierto. Pero los políticos de talla no llegan a un órdago tan grande si no tienen bien cogidos los flecos del mantón o un plan B en el bolsillo que les saque del atolladero. Tengo la sensación de que el Govern ha ido a remolque de un pueblo rabioso y decidido a plantar cara a lo que llaman opresión.

Ahora toca esperar la respuesta; el día a día de un gobierno: el español, que mucho me temo, no va a tener la grandeza de tender la mano. No lo esperéis, catalanes, la nobleza no es cosa del PP. Ya sabéis como se las gastan, con Piolines y nombrando a Companys como aviso a navegantes. El pueblo catalán es conciliador,  pacífico y muy civilizado, eso les salva. Y saben esperar. También, creo, que está un poco cansado de tanto meneo. Creo que se merece la calma y la mesura de sus gobernantes.

De Madrid se espera poco. No es Rajoy ni  Saenz de Santa María (los demás son la claque, no pintan nada) proclives al conciábulo, a la negociación. Los imagino envalentonados, crecidos, relamiéndose, pensando el rédito político que la firmeza mostrada y las porras de los piolines, les da en el resto del Estado. Es triste, pero el enemigo exterior, amalgama. Y nuestro pueblo, reacciona como antaño, gritando ¡vivan las caenas! y cerrando filas con el opresor. Se ha visto. Se auguran elecciones en todo el ámbito nacional. Los de naranja para rebañar votos entre esa Cataluña españolista que se asusta ante el abismo. Los del PP, han enterrado entre esteladas y piolines toda la basura de Genova 13. Como si no existiera. Se evaporó la corrupción. Oé, oé , oé, soy español, español, español. Y más años de Rajoy. ¿Me preguntan ustedes por el PSOE? ¿Existe aún el PSOE? Respondo.

María Toca