Recuerdo hace años que una amiga feminista vino a visitarme desde Perú y al llegar al aeropuerto se encontró con una campaña contra la violencia en la que aparecían los rostros de mujeres golpeadas. Después, durante los días que pasó en España, vio anuncios en televisión y, sobre todo, información acerca de la violencia contra las mujeres. Los telediarios y los medios escritos sacaban en portada cada caso de asesinato y lo calificaban como violencia machista. Hemos criticado mucho la información que a veces se da y sabemos que es muy mejorable pero hay medios que informan adecuadamente y, precisamente, nos llaman la atención aquellos que lo hacen mal.
Esta amiga volvió a Perú y poco después, cuando yo fui a visitarla y tuvimos una reunión de trabajo con otras feministas, mi amiga dijo que en España se asesinaba muchísimo a las mujeres, que había una epidemia. Me quedé pasmada. La violencia machista es, desde luego una epidemia terrible pero no es que en España se asesine más, es que se informa, se combate y se ha hecho partícipe a la sociedad de este combate. Se visibiliza y se cuenta. Muchas jóvenes (y no tan jóvenes) ignoran que hay países, incluso europeos, que no cuentan con leyes que castiguen específicamente esta violencia, que la información es nula o penosa o que, incluso, estos asesinatos no se cuentan como tales y aparecen sin clasificar, como asesinatos o, aun, crímenes pasionales.
En España lo hemos hecho bien; en realidad, muy bien. Visto en perspectiva creo que la lucha del movimiento feminista, partidos e instituciones en este país en todo lo que hace referencia a la violencia machista sigue siendo un modelo para el resto del mundo. Es cierto que las cifras de la violencia siguen siendo escandalosas y que seguirán siéndolo hasta que la violencia cese, pero en este país se han puesto unos cimientos firmes para la comprensión de esa violencia y para su repudio social. De hecho, no creo que exista un país en el mundo con una mayor sensibilidad respecto a esta tragedia. Y no ha sido por casualidad, es fruto de un trabajo conjunto del feminismo que fue capaz de llegar a la sociedad de una manera muy clara. Y los partidos, sindicatos, instituciones, ayudaron a que esto fuera así, a que un sentido común muy potente se instalara. El negacionismo de esta violencia existe en todas partes pero en España es muy inferior a su reconocimiento social y político, y eso ha sido así hasta la aparición de Vox y los guiños que el PP y Cs les han hecho en este y otros temas.
Vox había presentado en sede parlamentaria, y se ha visto el día 23 de Febrero, una propuesta que pretendía, entre otras cosas, derogar la ley contra la violencia de género, negar su misma existencia, así como confundir y mezclar, como hacen siempre, todas las violencias, además de amplificar y dar consistencia al mito de las denuncias falsas. Por eso la respuesta de todos los partidos ha sido importantísima. Que se leyeran desde la tribuna los nombres de las 1081 mujeres asesinadas desde 2003 (desde que los datos se comenzaron a recopilar oficialmente) ha sido un acto de una carga simbólica impresionante. Son las asesinadas por el machismo, son sus víctimas. Y es la mejor manera de responder a los intentos del partido fascista por negar esa realidad, por ocultarla, por jugar con algo tan sumamente grave, por tratar de atraer a su campo ignominioso a PP y Cs que no siempre han estado en el lado correcto.
Estos dos partidos no quisieron participar en la lectura de los nombres, en el necesario homenaje a las asesinadas, pero al menos se sumaron a los aplausos y dejaron solo al partido fascista. Así se combate el fascismo, así se sostiene esta lucha. Fue una sesión muy emocionante, con los nombres de las víctimas resonando en el hemiciclo. Tenemos debates profundos, desacuerdos, el feminismo es una teoría crítica de una enorme profundidad y amplitud, pero el 8M es también el momento para enorgullecernos de lo que en este país hemos hecho bien, y también todo aquello en lo que estamos de acuerdo. También es el momento para seguir preguntándonos, debatiendo y estudiando por qué no avanzamos lo rápido que sería necesario. Pero desde luego, es el momento del homenaje y la memoria. Porque son nuestras muertas (son las víctimas del machismo, del sistema patriarcal) y sobre su memoria tenemos que seguir avanzando hasta que no haya ni una asesinada más.
Beatriz Gimeno
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