“Todas las religiones dogmáticas formales son falaces y nunca deben ser aceptadas por en sí mismas por las personas como el final. Reserva tu derecho a pensar, porque incluso pensar equivocadamente es mejor que no pensar en absoluto”
Teón de Alejandría, padre de Hipatia.
Vestida con el manto de los filósofos, abriéndose paso en medio de la ciudad, explicaba públicamente los escritos de Platón, o de Aristóteles, o de cualquier filósofo, a todos los que quisieran escuchar (…) Los magistrados solían consultarla en primer lugar para su administración de los asuntos de la ciudad…»
Conocemos poco de la vida de Hypatia de Alejandría y lo que se sabe es a través de intermediarios, ya que su trágico final destruyó su obra.
Nació en Alejandría, de forma imprecisa se sitúa su llegada al mundo entre los años 350 al 370. Su padre, Teón , era un sabio y estudioso griego que la introdujo muy pronto en la filosofía socrática y las matemáticas interesándola desde muy joven por las ciencias, las artes y la lectura hasta hacerla conocer parte del saber humano a pronta edad.
Era experta en filosofía neoplatónica griega, aunque naciera en Egipto, mantuvo el lazo de unión con la cultura que su padre supo trasmitirle. Fue también seguidora del sabio Plotino, manteniendo correspondencia fluida con él durante mucho tiempo. Estudió lógica y ciencias exactas, destacando especialmente en las matemáticas y el algebra, quizá sea esta última ciencia en la más desarrolló sus conocimientos.
Pronto su sabiduría y estudios la convirtieron en maestra. Formó una escuela donde educaba a los hijos de una selecta aristocracia, entre los que había cristianos y paganos que luego ocuparon altos cargos en el gobierno y siempre guardaron gran respeto por su maestra. Como ejemplo de ello sirva que uno de sus discípulos fue el obispo Sinesio de Cirene, con quien también mantuvo relación epistolar y amistosa durante su vida.
Tanto ella como su padre, mantuvieron una vida ascética, cuidando mente y cuerpo ya que consideraban que ambas cosas formaban parte de la vida y se complementaban. Hypatia jamás se casó ni mantuvo relación romántica con nadie, entendiendo que eso le restaría tiempo de estudio, investigación y docencia. Se dice que fue virgen, lo cual agrandó su prestigio. La dedicación de Hypatia a la ciencia y a la filosofía era total, hasta el punto de vestir la túnica blanca que era privativa de los hombres sabios, paseándose por la ciudad en un carro ataviada siempre de ese color. Participaba en coloquios científicos, era solicitado su consejo en cualquier problema que surgiera en la ciudad y tomado en alto concepto sus opiniones.
Los tiempos del paganismo estaban acabando, la nueva religión se extendía por Oriente, llegando con fuerza a las puertas de Alejandría. Hypatia no profesaba credo ninguno, pero respetaba las creencias ajenas, todas, sin exclusión, admitiendo en sus clases a cualquiera dentro del respeto, quizá pretendiendo conformar puentes de entendimiento entre las diversas religiones o el agnosticismo, que profesaba ella.
Es posible que eso fuera motivo de su condena social. La sabiduría infinita de esta mujer, la tolerancia y la libertad en la que vivía no era entendida por el fanatismo religioso que comenzaba a empapar a la culta y tolerante sociedad alejandrina.
Sabemos que Hypatia fue una de las primeras mujeres matemáticas de la historia, escribiendo tratados sobre algebra, astronomía, geometría. Inventó un densímetro, mejorando el diseño del astrolabio (aparato que ayudaba a determinar las posiciones de las estrellas y la bóveda celeste) con el que amplió los conocimientos de astronomía de la época.
Todo esto lo conocemos por los escritos de sus alumnos y discípulos porque la tragedia de Hypatia quizá fuera, además de ser mujer, ser muy inteligente, culta, tolerante y confiada. Cosas que no se le perdonaron.
Pronto los intolerantes cristianos comenzaron a murmurar, extendiendo mentiras y tergiversaciones sobre ella, que permanecía ajena a las escaramuzas mezquinas que se tejían a su alrededor. Provenían, muchas de ellas, como no podía ser de otra manera del obispo Cirilo de Alejandría, a quien molestaba mucho la competencia inteligente de esta mujer, quizá porque su talante científico cuestionaba las absurdas proclamas del obispo y hacían temblar su poder sobre las almas y las mentes alejandrinas.
Hasta tal punto se extendió la maledicencia sobre ella, que un día cuando se encontraba trasladándose por la ciudad una turba excitada por partidarios del obispo, la atacaron, despedazaron su cuerpo, arrancando su piel hasta matarla. El historiador más cercano a los hechos Sócrates Escolástico —muy valorado por su ecuanimidad— vincula a Cirilo con el asesinato de Hipatia, al manifestar que «este suceso acarreó no escaso oprobio tanto a Cirilo como a la iglesia de los alejandrinos».
María Dzielska apunta, sin embargo, que, incluso si el crimen sucedió a sus espaldas, Cirilo debe ser considerado responsable, en gran medida, por ser el instigador de la campaña contra la filósofa, como medio de combatir al prefecto imperial y su facción política, contraria a los excesos del Patriarcado.61 Fuese cual fuese su motivación, la figura del obispo Cirilo quedó marcada por este hecho en los libros de historia.
Toda la obra de Hypatia, sus escritos, investigaciones y trabajos fueron destruidos y su nombre enterrado en los anaqueles de la historia donde ha sido rescatado no hace mucho, incluso se realizó una película sobre su vida por el director español.Alejandro Aménabar, llamada Ágora. A raíz de esa cinta la figura de Hypatia ha cobrado relieve
Fue una mártir del fanatismo religioso, de la envidia ante el conocimiento y de una turba de ignorantes. El obispo que contribuyó a su crimen, Cirilo de Alejandría, a su muerte, fue declarado santo por la iglesia Católica, como colofón a sus mezquinos propósitos.
La muerte de Hypatia tampoco tiene fecha precisa, oscila entre los años 415 y 416 de la era cristiana.
María Toca Cañedo©
Como siempre magnífico relato. Gracias por ilustrarme
Gracias
Muy interesante tu relato, María. Una mujer sorprendente
Asombrosa la vida de esta mujer considerando la época en la que vivió.
Muy valiente porque discutir con otros sabios griegos sobre tantas disciplinas es de un carácter fuerte y con mucha seguridad en ella misma.
Gracias por este trocito de historia Griega.