Si duda de que te quiere, es un NO.
Si te oculta, es un NO.
Si no se alegra de tus alegrías o se duele de tu dolor, es un NO.
Si es indiferente a lo que te ocurre, es un NO.
Si no es recíproco, es un NO.
Si considera que tiene que recibir más que dar, pues quizá debiera ser que no.
Si propicia un vínculo vertical, en el que tiene más poder, es un NO.
Si no tienes la certeza de que no te va a dañar intencionadamente, es un NO.
Si controla el tipo de relación y sus normas, es un NO.
Si sólo una de las partes trabaja y atiende siempre la conexión afectiva y los espacios íntimos, quizá es un NO.
Si se denomina igualitario y te endulza los oídos pero se comporta como un minipatriarca, es un NO.
Si considera un derecho la sumisión y la subordinación en el mundo erótico e íntimo, es un NO.
Los rituales de abuso y dominio no son amor, amiga.
Y, de verdad, NO es tu tarea satisfacer las necesidades de los hombres.
Ni de tu padre, ni de tu hermano, ni de tu amigo, novio o marido.
Sin miedo a la inmersión al No, con las gafas de bucear violetas.
Buen día, otro día.
@mariasabroso
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