Juan Cabrera Padilla entrevista a Ana Payo sobre Medio Ambiente

“La lucha contra el cambio climático parece un problema de tiempo pero en realidad lo es de inversión”

 

Ana Payo Payo es en la actualidad investigadora en Ecología Teórica en la Universidad de Aberdeen. Que se presente ella sola: “Nací en Zamora  el 28 de mayo de 1986. Ella, tan estupenda como siempre, sigue en el mismo sitio sacándole los colores al Duero. Yo no. A los 18 salí casa y ahora vivo entre una maleta y un par de libros. Fui tan permeable a la tiranía de la titulitis como hoy lo soy a la precariedad laboral. Navego por el mundo con dos carreras (Oceanografía y Ciencias Ambientales), un máster (Gestión y Conservación de la Biodiversidad) y un Doctorado en ecología de poblaciones de aves marinas pero sin trabajo fijo.  Me muevo en bici y no me gustan mucho las lentejas. Me encanta viajar, aprender y descubrir cosas nuevas. He viajado a más de 20 países y vivido en 10 ciudades diferentes. Hablo 4 idiomas ( castellano, inglés, francés y catalán), 7 si contamos R, C++ y Python

 

A principios de marzo pasado se celebró en Donosti el encuentro Change the Change un acontecimiento que contó con notable respaldo institucional, ponentes de muy alto nivel y la asistencia de más de 600 especialistas. Ana Payo estuvo allí. Este encuentro sobre el cambio climático tuvo escaso eco en los medios de comunicación tanto en España como fuera. Resulta sorprendente que para encontrar información, por ejemplo, sobre el anuncio formulado por el presidente de Iberdrola, presente en las jornadas, haya que acudir a la página web de la operadora; y de lo que habló fue de inversiones por encima de los 8.000 millones de euros -que no es una cifra menor- para la transición del modelo energético. ¿En general qué echa de menos en la comunicación a la población en su conjunto y a los agentes (empresas, comunidad educativa, etc) de eventos como éste u otros parecidos?

 

Desconozco el impacto que tuvo ‘Change the Change’ en comparación con otros similares. Lo que sí creo es que a pesar de lo que usted dice sí se nota un aumento en el número de noticias que hablan de cambio climático en la prensa. El cambio climático lleva estando en nuestras escuelas los últimos 20-30 años. Ahora empieza a aparecer continuamente en los medios. Hemos de aprovechar esa tendencia para convertirlo en el centro de atención.         

 En muchas ocasiones culpamos a una cierta falta de conciencia ciudadana individual de los efectos del cambio climático. El ciudadano tiene una responsabilidad, pero también lo tienen los distintos agentes en grado mayor. Un buen indicador de la responsabilidad que tiene cada uno es el patrimonio económico que tiene o que gestiona. Sin embargo, hay muchas iniciativas que buscan revertir esta tendencia y crear impacto a todos los niveles como por ejemplo ‘Comunidad por el Clima’

 

La iniciativa a la que se refiere Ana Payo es un intento de acercar a los agentes sociales y al público en general, puesto en marcha, con intervención gubernamental,  por entidades de distinto tipo, relacionadas o no con el medio ambiente: https://porelclima.es/?gclid=EAIaIQobChMI8cHgxPm_4QIVkEPTCh3aHgBuEAAYASAAEgK10fD_BwE#

Usted es miembro de la la Red de 1.000 científicas frente al Cambio Climático (Homeward Bound) ¿Puede explicar qué es esta red?

 

Homeward Bound es un programa de formación internacional que busca visibilizar la figura de las mujeres en las disciplinas STEM (acrónimo de los términos en inglés Science, Technology, Engineering and Mathematics) y ayudarles a alcanzar posiciones de liderazgo. Todos los detalles están en https://www.anapayopayo.es/proyecto-antartida-homeward-bound/

 

Esta serie de entrevistas busca divulgar conocimiento y deshacer tópicos y lugares comunes cuando se interponen en la correcta percepción del público. Pero tienen también un objetivo: visibilizar la tarea de las mujeres en diferentes campos del saber. ¿Cómo singularizar, si eso es posible, la aportación de la mujer en la lucha contra el cambio climático?

 

Hay diversos estudios científicos que demuestran que los equipos diversos son capaces de resolver problemas complejos (como el cambio climático) de manera más eficiente. Además, aquellos equipos liderados por mujeres muestran una aproximación a la solución de problemas que tiene resultados con mayor impacto en la mejora social. Pero al margen de eso, la falta de mujeres en puestos de liderazgo se traduce en una pérdida de capital intelectual y económico para cualquier país. Es en definitiva una pérdida de oportunidades.

 

En el caso del cambio climático, la falta de representación de diferentes colectivos que han estado históricamente castigados por el sistema, hace que las soluciones que ofrecemos al cambio climático sean sesgadas. Necesitamos una visión completa de ese problema y de cómo afecta a cada uno de los colectivos implicados para darle soluciones.

El cambio climático afectará sobretodo aquellas personas que vivan por debajo del umbral de la pobreza, y en este caso sucede que hay muchas más mujeres que hombres.

 

¿Como combinar el ritmo pausado y concienzudo de la ciencia con la necesidad de acciones urgentes frente al cambio climático?

 

La ciencia necesaria para abordar el cambio climático en primer termino ya está hecha. Necesitamos revertir los niveles de emisiones. El reto al que se enfrenta la ciencia y que ocupa a investigadores y técnicos más que el tiempo es el dinero. Si tuviéramos un tejido científico sólido, con niveles de inversión razonables entonces, sería un problema de tiempo. Ahora, lo que parece un problema de tiempo es un problema de inversión.

 

Hace apenas dos meses eclosionó un movimiento que aún está por ver qué alcance tiene. Todo viene (por ponerle fecha) a partir de la intervención de una chica de 16 años, Greta Thunberg, ante la XIV Asamblea sobre el Cambio Climático de la ONU; una auténtica bronca a tanto padre de la patria allí reunido si se me permite decirlo así. Algo después  jóvenes de 1.300 ciudades en todo el mundo faltaban a clase para exigir un futuro, o lo que es igual, acciones urgentes para frenar el cambio climático. El propio Secretario General de la ONU, Antonio Guterres, se mostraba entusiasmado en un artículo publicado en esos días de The Guardian.

 

¿Cómo valora usted estos movimientos?

 

Creo que son muy esperanzadores y una llamada de atención a los adultos. Francamente, no sé a qué esperamos para salir a la calle con ellos.

¿Podemos seguir repitiendo que la gente joven está despolitizada?

 

Nunca he creído semejante cosa. Y fíjese que en este aspecto creo que no es tanto que

los jóvenes hayan salido a la calle de manera masiva, sino más bien de lo permeables

o no que somos los adultos a los canales en los que difunde su discurso. Las redes sociales están llenas de multitud de ejemplos.

 

Seguramente me sitúo ahora al margen de su especialidad científica, incluso en los aledaños de la ciencia, si digo que tengo la impresión de que cada vez más el público necesita respuestas que abarquen muchos campos del saber de manea simultánea. Por preguntarlo de manera sencilla: ¿la lucha contra el cambio climático nos obliga a construir un nuevo paradigma que ponga en cuestión las relaciones sociales, el modelo económico dominante y por supuesto nuestras interacciones con la naturaleza?

 

El cambio climático es un problema complejo.  Tiene una dimensión social, económica, ecológica…Como tal, requiere soluciones que plantean retos y oportunidades para cómo entendemos el estado de bienestar. Aún hay muchas incógnitas sobre cómo enfrentarnos

algunos de los problemas que traerá el cambio climático. Sin embargo, hay muchos retos que ya están claros al  igual que las medidas que son necesarias para resolverlos. Estas son las que necesitan ser atajadas de inmediato. 

 

El cambio de modelo energético, por ejemplo, tiene unas consecuencias económicas muy notables y ese es sólo uno de los ámbitos en los que hay que actuar con urgencia. El Acuerdo de París sobre calentamiento global se firmó en 2015 y a finales de 2018  la agencia de Medio Ambiente de la ONU alertaba de que aún estamos lejos, muy lejos, de cumplir los objetivos del Acuerdo cuyo horizonte inicial es 2020. Tras un trienio de equilibrio en materia de emisiones, en 2017 volvíamos a las andadas y las emisiones de gases de efecto invernadero volvían a crecer. Si, a lo que parece, las élites económicas y políticas no son capaces ¿quién podrá liderar este proceso?

 

No se trata de capacidad sino de voluntad. Hay infinidad de científicos y personal técnico altamente cualificados que pueden asesorar esa transición. Pero para eso, necesitamos un marco legal que sirva de estructura para llevar a cabo los cambios. 

 Hemos de desarrollar estructuras legales que garanticen la transición a dichos cambios.

¿puede la lucha contra el cambio climático unir a todos esos movimientos sociales que en gran medida están al margen de las estructuras políticas convencionales, mujeres, jóvenes, activistas medioambientales, o contra el despoblamiento, o en contra del maltrato animal, etc, a la búsqueda en definitiva de un mundo más justo? Eso sería estupendo, pero si no lo hiciera no pasaría nada. Cada colectivo tiene su agenda y sus motivos. Y cada uno de esos colectivos debe forzar el cambio en la medida y el nivel que pueda.

 

Juan Cabrera Padilla

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