En estos días nos salta la noticia de que Feijóo anuncia a bombo y platillo las sesenta normas para ordenar España en el soñado futuro en que se convierta en presidente de la nación. Con la fanfarria y medios acostumbrados se nos presenta el hijo de la patria gallega escogiendo para dar luz a su portafolios ejemplar el lugar simbólico del Oratorio de San Felipe Neri, en Cádiz. Que ustedes, si no aman la historia como la que suscribe, se preguntarán ¿por qué se va el gallego hasta Cádiz para su fanfarria?
Pregunta que nos aclaran algunos medios haciendo hincapié en el simbolismo patriótico del lugar. A saber… En San Felipe Neri, antes llamado Teatro Cómico de la Real Isla, se proclamó la primera Constitución Española, en 1812. La que venimos llamado la “Pepa” Conociendo la historia se nos ojiplatan los ojos al entender el contrasentido del señor Feijóo, que, o bien pensamos, desconoce la crónica de los hechos acaecidos, o es un cínico redomado que nos intenta colar gato por liebre. Ambas conjeturas pueden ir unidas, casi aseguro.
Las Cortes de Cádiz se conformaron en constituyentes en 1810, en medio de la guerra de la Independencia, ante el vacío de poder, puesto que el deseado rey por el que los españoles se partían el alma contra los franceses, descansaba plácidamente en Valencay (Francia) Sí, el país que nos invadió. Entretenía sus días enviando cartitas amorosas a Napoleón llamándole primo y todo. Ante el vacío , tal como decíamos, los liberales deciden redactar una Constitución que equipare a España al resto de países europeos en derechos y libertades y nos sacara del Medievo en donde el Borbonato y las aristocracias cercanas nos tenían confinadas.
La Constitución de Cádiz, por ejemplo, regulaba la soberanía nacional -que residía en el pueblo, ¡oh! sorpresa- La división de poderes -ya saben, ejecutivo, legislativo y judicial…¡Judicial, Feijooito, judicial, ¡ay que duele!- Esto lo defendía el diputado extremeño Diego Muñoz Torrero, lo remarcamos para recordarle al jefe de la oposición por si quiere revisarlo a tenor del obstruccionismo que ejerce su partido a la renovación del poder judicial . Se incluía también, la libertad de imprenta que tenía entonces la misma importancia que internet ahora.
La Constitución entra en vigor el 19 de marzo de 1812…El rey Fernando VII, de infausta memoria ya había sido repatriado a suelo español con las alharacas de una guerra ganada por el pueblo. Quiero recordar que la familia real, al completo, marchó a Francia de forma voluntaria, encantados de la vida ante la invitación de Sire Napoleón dejando que las tropas francesas arrasaran la península y que el pueblo defendiera la tierra y el trono. Ahí, me dejan ustedes decir: ¡que imbéciles somos como país! Defendemos y traemos a un rey que marchó y aceptamos sus cadenas…En fin, que me voy del tema.
A Fernando VII lo de la soberanía popular y el tener que rendir cuentas ante los representantes elegidos por la chusma, como que no le iba bien. Para esta ralea de Borbones, el pueblo sirve para trabajar como burros de carga y pagarles a ellos sus barraganas, cacerías y comilonas, pero ¿votar y elegir? Donde se ha visto. Por lo que abolió la Constitución a poco de llegar.
Ay, Fejooito, si hubieras ido a clase de historia te habrías evitado el contrasentido de ser monárquico con un Borbón, descendiente directo de Fernando VII, y ser tan constitucionalista para decir tus cosas en la cuna de la Pepa.
El rey cabestro, abolió la Constitución de Cádiz en 1814, siendo 69 diputados de la derecha recalcitrante –los de ¡Vivan las caenas! vamos- quienes votaron a favor de la vuelta del absolutismo. El presidente de las Cortes del momento que firmó la ratificación de esclavitud, fue don Antonio Joaquín Pérez. Llamaron a esta ley el “Manifiesto de los Persas” contarles porqué requiere otro artículo…Como verán, siempre hay una derecha (y una izquierdita) para conformar los deseos del señor Borbón de turno.
Años después hubo un pronunciamiento de Riego para devolver la Constitución al sitio del que nunca debió salir, haciendo que el rey se sometiera a la voluntad popular convirtiéndolo en rey constitucional, pero tampoco. El bueno de Fernando VII, que como buen Borbón, era francés de sangre, llamó a sus primos para que le enviaran un ejército con el fin de invadir España -sí, la misma España que le trajo luchando contra los franceses, si es que nuestra historia es muy chula- y devolverle todo el poder absolutista. Llegaron los Cien Mil Hijos de San Luis, arrasaron con el solar patrio y ¡hala! otra vez con cadenas engarzadas al Borbonato. Era la fecha infausta del uno de octubre de 1823.
Un poco más tarde, el glorioso militar Torrijos -a los 17 años, con grado de capitán, ayudó a Daoiz y Velarde en su rebelión contra el francés y tuvo un comportamiento heroico en la guerra de la Independencia, además era monárquico…pero constitucionalista- fue engañado y manipulado con el fin de implicarle en un pronunciamiento para devolver la Constitución de Cádiz y el poder al pueblo. Torrijos y sus compañeros , 48 liberales, fueron fusilados sin juicio, por orden del gran Felón, Fernando VII, en la playa de San Andrés.
Años después, en el periodo liberal presidido por Práxedes Mateo Sagasta, solicitó al pintor Antonio Gisbert que realizara el impresionante cuadro en donde se ve a Torrijos y el resto de compañeros liberales, en el momento del fusilamiento, cayendo a la arena al grito de la palabra Libertad. Este cuadro está en el Prado y les ruego que lo contemplen en su visita porque, pasada la impresión primera –me dejó sin aliento y siempre que le contemplo me ocurre- cuenta la historia patética de nuestro país mejor que muchos libros. A excepción, claro está, de los Episodios Nacionales de don Benito Pérez Galdós, que les referirá con detalle y perfección histórica los hechos que yo, en modo resumido, les relato aquí.
Por lo que sacamos en conclusión que, o bien, Feijooito no ha leído a Galdós ni asistió a clase de historia cuando tocaba la Pepa o es tonto perdido, porque querer enarbolar el sistema constitucionalista español del siglo XIX defendiendo a capa y espada a la monarquía borbónica, me parece un contrasentido y no digamos la vuelta a las caenas que augura su gobierno de coalición con los cabestros de ahora.
Lo que pasa, que pensándolo bien, les diría que resultan normales las contradicciones de esta oposición… . Después de ver el nombramiento como ilustre alumna de la Complutense a doña IDA , no sé de qué me extraño. Y es que somos un país en que un político se hace abogado en un año, otra saca másteres sin pisar la clase, quizá porque se entretuvo en la estantería de Olay, que hay en el Eroski de su barrio. Y llevan las cuentas a boligrafo con iniciales como hacía Bárcenas. Ya saben esas que tenían unas iniciales que nadie sabe a quien pertenecen. Sí, la de M. Rajoy.
María Toca Cañedo©
https://www.lapajareramagazine.com/borbones-y-felones-ranas-y-secretos-de-estado
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