Los golpes  sin sable, sobra con puñetas.

 

 

A las personas que nos preocupa y nos ocupa la Memoria Democrática nos suelen acusar de mirar al pasado, de querer reavivar el odio contra el adversario de una guerra civil superada por la modélica Transición. Justo es lo contrario, porque no nos mueve en ningún caso el revanchismo  ni tan siquiera el rencor aunque motivos habría de sobra para sentir esa humana emoción. Las fosas llenas de familiares que fueron asesinados y borrados de la historia son mudos testigos de la barbarie fascista y las heridas familiares trascienden de generación en generación. No hablo de los sucesos de la guerra, o no solo,  hablo de la terrible postguerra donde se sistematizó la eliminación física y mental de esa parte de España que construyó en tres años más escuelas que durante el siglo anterior, de esa España que permitió votar a mujeres, impulsó leyes que fueron copiadas por gobiernos europeos años después. Hablo de la España que votaba, que realizó una Constitución moderna, tanto,  que la actual no ha superado ni de lejos. Hablo de una España que admiro, pero no  nos referimos a eso.

Cuando removemos la historia, cuando queremos arrancar el callejero fascista, los monumentos en honor de criminales, cuando queremos saber  la identidad de los asesinados que yacen sin nombre en las fosas y nos revuelve el alma consignar como sus asesinos descansan en iglesias y monumentos públicos, no es por amor al pasado. Ni tan siquiera por reparación a las víctimas, que también, pero eso queda en el ámbito personal. Es que nos preocupa el futuro. Lo hacemos por el futuro, porque el desconocimiento de la historia nos conduce a lo ocurrido en el Parlamento el  infausto día quince de diciembre de 2022 que nos quedará en la memoria por el sobresalto dramático que  supuso.

Como nos quedó en la memoria a las personas que lo vivimos la tarde y noche de aquel 23 de febrero de 1981. Las que peinamos canas aunque estén teñidas, olfateamos el peligro como perrillos de caza y atisbamos las intentonas que nos erizan la piel. Porque hemos vivido la historia. Como la vivieron nuestras abuelas cuando nos clamaban que no nos hiciéramos notar, que calláramos la terrible verdad que se vivía en casa. Que éramos nietas, o hijas de rojos/as, de fusilados/as, de proscritos/as. El miedo ancestral impuso silencio y nuestra generación está obligada a levantar las capas de cemento que solaparon  la memoria colectiva. Para que no pase lo del quince de diciembre de 2022. Para que una parte que representa a la minoría de este país que dicen adorar, no impulse el golpe de timón con el fin de someter a la mayoría que somos el resto.

El paso de un Pavía, que en vez de caballo y sable, llevaba bien planchadas las puñetas y la toga ha sido el ensayo de mayores dispendios. Dicen que lo hacen por la patria ¿Qué patria? nos preguntamos o  por las buenas costumbres ¿las suyas, serán? o por la ley y el orden. Ley que quebrantan sin dudarlo ni un instante. Creo que  lo hacen porque consideran que están en su derecho. No repetiré lo explicado en mi anterior artículo, de que son y se sienten los amos del condado, pero insisto. Lo hacen desde el convencimiento que nuestras ideas, creencias, emociones y derechos no valen ni una pizca que los suyos.

Hace poco, hubo una respuesta en twiter a quien hablaba de reparación y memoria, que decía, que queríamos ganar la guerra que perdimos. ¡Hola! ¿La guerra que perdimos? ¿Quién habla del pasado en ese caso? He escuchado varias veces  y en todas me he quedado sin palabras, esta frase: “jódete, que sois los perdedores

Es esta derecha irredenta e impermeable a la democracia la que sigue anclada en su victoria, en ser dueña del cortijo y considerarnos siervos de la gleba. Y si para mantener sus derechos tiene que llamar a los Cien mil hijos de San Luis, lo hace, o instiga a Pavía para entrar montado en caballo y blandiendo sable en mano en las Cortes, o aplaude a un general putero y corrupto como Miguel Primo de Rivera a tomar el mando y “limpiarEspaña, con permiso de la aristocracia, el Borbón y el capital español. «Se tenía que hacer y se hizo», se dicen regodeándose en su benevolencia los capitostes de la derecha patria.

Ayer volvieron con un método más sofisticado ¿para qué utilizar sables o disparos si tenemos jueces comprados que nos deben favores y saben que mano les da de comer? No hacen falta los Pavía, Primo de Rivera ni Tejero, para eso están las puñetas.

Hemos sobrevivido, pero me temo sobresalto porque hay conciliábulo el lunes y veremos en qué queda todo esto.

Buscan argumentos de Perogrullo, sobre la venta de la patria, sobre que el presidente paga a los traidores catalanes con leyes a su medida. Se olvidan (no, no se olvidan, pretenden que nosotras nos olvidemos) que, como bien dijo un parlamentario en la Asamblea de Madrid, Rajoy amnistió a los militares responsables  de aquel criminal vuelo del Yak 42, que en sus prisas por borrar la dramática responsabilidad, confundieron los cuerpos y entregaron a las familias cadáveres equivocados. Quieren que olvidemos la amnistía fiscal que perdonó deudas millonarias en el más absoluto silencio. Obvian, porque les interesa demasiado, los delitos fiscales, el robo de millones al erario público, es decir a nosotras…que parece que lo público es un ente sin dueño. Acaban de confirmar a la alcaldesa de Marbella como candidata para las nuevas elecciones. Recordemos también como accedió el PP al poder en la Comunidad de Madrid, con trampa y compra de votos en el famoso Tamayazo ¿quieren más ilegalidades, más traiciones, más suciedad? Como ocurre con el terrorismo que pretenden tirarlo a la cara de cualquiera que ose responder, cuando los gobiernos de derechas negociaron con ETA como los de izquierdas, y bien que hicieron, porque en toda batalla hay que negociar. Y pretenden que olvidemos que fue el gobierno de Zapatero quien recogió los frutos de tanto trabajo y riesgo, firmando la paz.

Pretenden que olvidemos que han estrechado manos, abrazado y colmado de honores a narcos gallegos, a corruptos que han envenenado la política y la sociedad española, que han demorado procesos para conseguir que el delito prescribiera, que han supurado pus infecto en cualquiera de los procesos por corrupción. Pretenden que olvidemos que un tipo disfrazado de cura subió a la casa de Bárcenas para robar información sobre el partido, que Cospedal martilleó a conciencia los PC de Génova 13 para soslayar la investigación judicial. Y que la mayestática boda de la hija de Aznar se convirtió en una hiperbólica escena que hubiera firmado Francis Ford Coppola en el Padrino IV. Que se cargan secretarios generales como quien come palomitas y elevan al santoral derechista a quien firmó los Protocolos de la Vergüenza,  elevando las muertes en soledad de miles de ancianos. Pretenden que olvidemos que llevan cuatro años boicoteando la renovación del Consejo del Poder Judicial, con el único fin de que no saquen a SUS jueces porque eso les garantiza impunidad total para sus desmanes, pretendiendo que esos mismos jueces, caducados, enmienden la plana a la soberanía popular de un gobierno y Parlamento votado por la mayoría de las españolas/es.

 

Este Consejo se renueva cada cuatro años, ya es casual, que solo cuando gobierna la izquierda (izquierdita más bien) en este país, se demoran los nombramientos. Cuando es al contrario, en tres o cuatro meses está listo el nuevo Consejo. Revisen, si lo dudan, la hemeroteca de los sucesivos gobiernos de González o Zapatero. Por eso las prisas, por eso el Consejo convocó ¡al día siguiente! la reunión para declarar nula la resolución del gobierno que votaría el Parlamento.

Decía mi padre que no se puede ser arte y parte. Se puede, los señores jueces pretenden legislar sobre sus propios cargos -caducados cargos- recordemos, y seguir estando en mayoría cuando el país ha votado de forma diferente a la ideología de sus amos. La derecha ultramontana española. Los amos de la judicatura superior que es la que decide y tumba las leyes que a los señorones de la derecha, no les gustan. Por eso ya no necesitan ni tanques ni sables, porque dominando el sistema judicial mantienen el poder. Y eso, no lo llamen ustedes golpe de estado porque se molestan y gritan. Alegan estos días las derechas que pretenden evitar la politización del sistema judicial. Que bien me parece. Lo que no es de recibo es que jamás han propuesto una reforma cuando el gobierno es suyo. No les molesta la politización, les molesta que no sea SU politización.

Es la misma derecha de siempre, miren ustedes lo que decía la CEDA durante la República, en boca de Gil Robles,  “Hay que ir a un Estado nuevo, y para ello se imponen deberes y sacrificios. ¡Qué importa que nos cueste hasta derramar sangre! (…) Para realizar este ideal no vamos a detenernos en formas arcaicas. La democracia no es para nosotros un fin, sino un medio para ir a la conquista de un Estado nuevo. Llegado el momento, el Parlamento o se somete o le hacemos desaparecer” (observen el paralelismo). Consulten lo que hicieron los terratenientes de la mitad sur de España ante el clamor de una mínima reforma agraria que permitiera a los esclavos del capital agrario, simplemente sobrevivir, que fundaron la Agrupación de Propietarios de fincas rusticas y se aprestaron a financiar el golpe y la posterior represión hasta limites inhmanos. Confirmen la nomina de fusilados/as en España, verán que comenzaron por los/as maestras. Que asesinaban a quien enseñaba a leer y a escribir para entender lo que firmaban o lo que les encadenaba al amo.

Por eso a las personas que nos preocupa la Memoria, que luchamos por dignificar y reparar a las víctimas, lo que de verdad buscamos es que se aprende de una vez por todas la lección que nos ofrece la historia. Que la derecha capitalista en este país es irredenta, que sienten que son los amos porque ganaron una guerra…y más atrás, por bendición divina ya que consideran que el poder emana de Dios, vía monárquica y que el pueblo bastante tiene con las migajas y algunas birras, para que coman el señuelo de libertad mientras ellos disfrutan de nuestro esfuerzo. Debemos hacer memoria y ejercer una enorme función didáctica con el fin de demostrar a la derecha que hay que respetar la democracia por encima de todo. Que no son dueños del poder porque este reside en el pueblo soberano que es quien debiera poner y quitar gobernantes. Y la justicia debe ser parte de ese sistema democratico.

El futuro es lo que preocupa. Y para ello debemos ser tan firmes y no dejarnos doblar el brazo porque en los últimos años hemos tenido dos avisos importantes. El primero fue el 23F, el segundo el 15D. Nos tememos un tercero y a lo mejor no fallan.

María Toca Cañedo©

 

 

Sobre Maria Toca 1673 artículos
Escritora. Diplomada en Nutrición Humana por la Universidad de Cádiz. Diplomada en Medicina Tradicional China por el Real Centro Universitario María Cristina. Coordinadora de #LaPajarera. Articulista. Poeta

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