Oigo voces cercanas. Mi barrio aún sigue habitado,
si fuera un día cualquiera, seguro protestaba
-para escribir necesito silencio-
mas hoy, las voces, me suena a un alivio.
Hay gente, siguen vivas, vecinas de mi barrio
y a mí me parece que todo se revive.
Unos pájaros trinan, envueltos en la niebla,
el zureo violento de feroces palomas
que persiguen hambrientas algún bichito tímido
también me reconocen que algo sigue existiendo.
La casa está en silencio, apenas se oyen ruidos
y yo, como les dije, necesito silencio…
Pero no este silencio, que grita y ensordece
enerva y hace frío en el alma consciente.
El que yo necesito es un silencio activo
con arboles cercanos y mejillas ardientes
de haber andado mucho, de recibir el viento
o el beso del amigo.
No, este silencio: duele.
María Toca
Santander, 4º día de encierro y cuarentena: 19-03-2020. 12,46
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