Por fin llegó el momento de tejer sueños. De bajarlos de las estrellas para tocarlos con los dedos, de rescatarlos de los miedos y cubrir el planeta con un manto de destellos.
Darse el regalo de salir de la espiral. De accionar, de respirar, de gritar, de sanar. De no soportar ya no ser auténtico, auténtica, único, única.
Por fin tu cascabel me guía y con mi ojo pituitario encuentro el camino, renazco en el día. Repto misteriosa entre el cielo poderoso y la tierra generosa.
La serpiente andina hace que Mama Killa (Madre Luna) y Taita Inti (Padre Sol), conversen, se besen. Se mueve sabiamente por los espacios-tiempos, por las diferentes dimensiones. Así, trae la magia al presente rompiendo los parámetros de la mente. Transformando los venenos en un ser más consciente.
Une los hilos necesarios para crear realidades con susurros de ancestros y la caricia del viento.
Por fin llegó el momento de mudar la piel, ponerse las alas, volar emplumada. Y en la vía láctea llegar a casa. Volver a nacer…SER.
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