Pensaba que por fin había encajado en un grupo que me comprendía y respetaba. Un grupo de compañeros leales con los que no tenía necesidad de fingir ser quien no era. Habíamos coincidido en una etapa del camino y enseguida conecté con ellos. Cierto que parecían demasiado estirados y previsibles, pero lo atribuí más a mi desconfianza natural que a rarezas insalvables, después de todo ¿de quién puede afirmarse en nuestros días que no sea un poco raro? Jamás pasó por mi mente, ni por un momento, la idea de que cada uno de ellos fuese un engaño más del sistema. Solo cuando la tormenta dañó sus baterías y cayeron delante de mí, uno tras otro, me di cuenta de lo estúpido que había sido, confiando mi amistad a un puñado de replicantes.
Manuela Vicente Fernández©
(Viana do Bolo-Ourense)
Micro basado en la imagen, elaborado en el espacio creativo: El Bic Naranja (WordPress)
Foto: Vincent Bourilhon
EL PLAN
Comenzaba a ponerse el sol entre la arboleda cuando me puse en marcha. Había dejado a mis hermanos durmiendo tranquilamente en la casa del ogro, una vez que me aseguré de que este cayera a plomo desde el andamio. Su mujer era buena y consentiría de buen grado casarlos con sus siete hijas. Por mi parte, con las botas del gigante, pensaba recorrer el mundo, hacerme cartero y llegar a ser tan famoso que narraran mi vida en un cuento.
Manuela Vicente Fernández
(Viana do Bolo –Ourense)
Texto basado en la imagen y finalista en el I Certamen María de Molina
CALDO DE CULTIVO
Un poco antes de llegar al abismo les cayeron las vendas de los ojos, apenas con el tiempo justo de ver que la inmensa caldera en la que iban a ser arrojados era la misma que surtía de sopa a sus hijos.
Manuela Vicente Fernández
(Viana do Bolo-Ourense)
Micro finalista en el Certamen Internacional de Microliteratura Solo50
Blog de la autora: www.lascosasqueescribo.wordpress.com
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