Como él siempre quiso ella ya no es. Nada. Sólo un charco de sangre. Una piel abierta en la mesa de autopsias. Unos huesos blancos a fuego rápido. Un poco de humo. Una banda de miss en esa corona de claveles turbios. Y no basta . Todavía no es suficiente cadáver. Todavía no es suficiente víctima. Falta, hacerla más nada todavía. A manos de algo invisible que la murió. Falta, el silencio. Cobarde. De todo aquel que una vez dijo no somos machistas, ni feministas, somos personas. Que protestó, para decir tu feminismo ahoga. Que se rió, las feminazis están locas. Que se lo guardó, un minuto. Hasta reunir una hora, para las que vengan detrás. Faltas, de ese silencio que sólo se hace voz para un amor propio estúpido, inútil, a salvo. Faltan ellas, y todavía falta tanto, por esa mierda de grito silencioso vuestro que os hace unos sobrados. Y ya vais sobrando.
Texto: Eva Barreiro Díaz
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