Me acostumbré a medir el tiempo con tu ausencia
a contar los días, marcha atrás,
los minutos, como simas donde se duerme
la esperanza de volver a contemplar
tu sonrisa, la mirada, y los momentos
en que remábamos, en la misma dirección.
Sencillamente, el tiempo, se me vuelve enemigo
me encrespa, me enfada y se me enciende
la hoguera de la rabia, cuando contemplo
el calendario, con las hojas que le faltan
que son tantas como tu incierta deserción.
Me acostumbré a contar el tiempo con desgana,
por saberlo cruel enemigo,
a vivir las estaciones en invierno,
incluso, a huir del estío y abrazarme
a una franca y sutil desesperanza
que a veces fertilizo con tu ausencia
preñada de vana espera en el reencuentro.
#MariaToca
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