Volaron.
Volaron, salieron de la jaula,
lentas, atadas a la vida, muy inseguras.
Alzaron vuelo.
Marcharon,se perdieron ufanas
cruzando los horizontes las llamaban,
acuciadas por la llama
y la costumbre nacido en su pecho
de volar alto
rozando el cielo,por derecho.
Solas. Henchidas de aire,
contraídas las alas tanto tiempo
que cuando desplegaron
se terciaron altivas, volaron lejos.
Las pájaras alegres emigraron,
huyeron de la herrumbre
dejaron atrás esas costumbres
que atan y nos dejan como
gualdrapas de monaguillo,
en herrumbre.
Pisaron el país donde habitan esa hadas
que viven libres, sin amenazas;
tornaron en belleza cuanto veían
y desde las alturas tornan al suelo
cuando quieren comer, o solo un momento
si el ansia de amar se torna ciego
en busca de un abrazo…o de un mirar
que torna ciego al miedo
y rompe las cadenas torvas y maltrechas.
Lejos, vuelan muy lejos,
contaron que allí, el desquicio
porta alas de colores. Tan tempranas
las ganas de volar, que se terciaron
con la osadía de estar tan alto
que apenas tocan el suelo.
Volaron.
Allá caminan, cual pájaras de luz
muy en lo alto. Aletean las alas, cubren el mar
con su sombra alargada, invitadora
para que otras aves
vuelen,como ellas. Solas,
henchidas de calma y ganas de volar.
Poema: María Toca
Fotografía: Tino Tezanos.
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