Y el gobierno se fue al carajo

Es posible que dejar caer al gobierno de Sánchez sea una opción razonable. Con 80 diputados, con la hidra  de barones dentro del partido que le hace la oposición más sangrienta que cabe, con los aliados como están ¡ay ese UP desangrándose y sin timón! y una derechona vociferante y rasposa, quizá sea cierto que no hay mejor opción que convocar elecciones y que sea lo que Dios quiera.

Lo que escuece, y mucho, es que los votos catalanes engrosen la cuenta de la derecha más facinerosa de la historia de España, y miren que hemos tenido derechas cruentas. Pues ésta más. Lo que duele es que tenemos una cosa en común con Catalunya: la caterva de políticos mediocres que no saben hacer su trabajo. La política no es pillar cacho y vegetar, trepando puestos y esperar al despido con la puerta giratoria preparada. La política es negociar, es sentarse clavado a la silla de negociación y no moverse hasta haber llegado a un punto medio . Es torcer el brazo de la adversaria con talento, paciencia y perseverancia. Y eso, queridas lectoras, ni los/as políticas catalanas ni españolas lo saben hacer. El cortoplacismo, el catetismo y el lloronismo se impone en nuestro Parlamento y estamentos públicos. Estamos empatadas a tantos. Ni el Govern  ni el resto de políticos catalanes han dado la talla. No catalogo a los españoles porque me quedo sin adjetivos. Cierto es que hemos tenido parlamentarias notorias en las filas socialistas en esta escasa  legislatura, la ministra de Economía, la de Justicia…y algo más pero poco (curioso solo mujeres) pero el parlamentarismo brillante, siendo bueno, no es esencial en política. La política, cuando se gobierna con los problemas acuciantes que lo ha hecho este gobierno se hace con negociación, tal como apuntaba con notorio buen sentido el brillante parlamentario del PNV, Aitor Esteban. Para eso se presentan, porque se les supone cintura y talla negociadora, las que carecemos de esa cualidad conciliadora nos quedamos en activismo, o en ciudadanía consciente y luchadora, pero no participamos de la política activa. Ha faltado dialogo, ha faltado talento y se ha votado al buen tun tun.

El telón de fondo del macro juicio al Procés no ayuda, es cierto. Escuchando a los señores de la Fiscalía pedir penas se queda una ojiplatica. ¡En serio le piden a Junqueras 25 años! ¡En serio el resto de penas del mismo calibre! Los apaleados se convierten en violentos porque hacían muralla (desarmados, inermes) frente a policías encasquetados, según refiere el lisérgico fiscal Zaragoza.Un país donde despacha a una Manada de violadores con una colleja, a abusadores infantiles con dos (collejas) y poco más. Un país donde los esquilmadores de la Gurtel, de Punica, los Villarejo, Urdagarines y compañía salen en dos años, como mucho, disfrutando de prisiones de lujo, le pide ¡25 años! a un político que, solo ha cometido el delito de disentir de las leyes nacionales que se les impone. Esa vergüenza de juicio que se está celebrando en Madrid, nos va a perseguir como  nación dejándonos con las vergüenzas al aire, demostrando a las claras la intolerancia y el bagaje de cabestros que conforman  nuestro sistema. Con el grito de “a por ellos” pensábamos que habíamos visto ya todo, pues no, llegan vociferantes a escupir insultos a las familias de los presos.  Esa España bochornosa no ayuda a colocarnos entre los países civilizados.    Que se permita a un grupo ultraderechista colarse en la Audiencia Nacional tal que acusación privada como altavoz de un fascismo ultramontano, pidiendo ¡70 años! para los presos es algo inconcebible en un sistema serio. Que el ordenamiento jurídico permita tamaña vergüenza no ayuda a mantener un gobierno precario. Nuestra justicia es irrisoria,  para muestra les dejo un artículo de Isaac Rosa, que les recuerda cosas que espeluznan, además de un artículo de nuestra cosecha https://www.lapajareramagazine.com/mal-de-fondo-la-justicia-a-examenhttps://www.eldiario.es/zonacritica/independencia_judicial_proces_6_867273289.html

Hemos hecho un guiso con ingredientes terribles que intuimos como nos saldrá. Pócima incomible  de consecuencias oscuras. Quizá dejar caer a este gobierno es lo lógico, pero que sean los adalides de la libertad los que lo propicien, duele. Duele mucho, porque las expectativas de futuro son nefastas sobre manera para el pueblo que ha votado a los que hoy han dicho no. Mucho nos tememos que la izquierda que padecemos, tibia, renqueante, herida, dividida, porfiadora, resquebrajada y mediocre no de la talla en las urnas. Creo que la historia va a ser muy dura con los aconteceres presentes. Juzgará la apatía de unos políticos que no han sabido estar a la altura, que no han tenido la visión del futuro oscuro que se avecina y bien avisados que debieran andar, Andalucía ha dado la alternativa a lo esperado y por afuera las barbas están a remojo.

Falta talla, falta inteligencia y valentía política. Pobre España debatiendo siempre entre lo malo y lo peor.

María Toca