Hoy voy a hablar del radicalismo religioso.
No voy a entrar en los componentes y en el por qué la práctica total y estricta de cualquier religión implica obligatoriamente la merma de nuestros derechos. Hablaré de las equidistancias y de las reacciones entre ellas, muy relacionado con el etnocentrismo relacionado con la materialización de nuestros pensamientos.
No creo que nadie, en su sano juicio, pueda afirmar que en una religión no es manifiesto que existen bloques radicales. Aquí haré un apunte, no es lo mismo radical que terrorista. Todos los terroristas son radicales, pero no todos los radicales son terroristas.
Puede ser una religión con amplia gama de radicalismos sin actividad terrorista o de muy baja intensidad o puede caber una religión con radicalismo de baja intensidad proporcionalmente al total, pero haber un grupo armado terrorista muy potente. El primer caso es la religión católica y el segundo caso es la islámica.
Tampoco creo que en la estricta práctica de las religiones, sean las que sean, alguien pueda venir y decirme abiertamente, sin pudor, que no tienden al conservadurismo ¿O alguien me va a decir que las religiones son focos de revolución cotidiana, de cohesión social, de respeto a la diversidad y han aportado mucho al desarrollo humano?
En cualquier caso, mi reflexión nace de la necesidad de explicar de dónde nace la doble moral y, en definitiva, la hipocresía. Que se vende gratis, así porque sí.
Y me refiero sin duda alguna a Hazte Oír.
Hazte Oír es una organización abiertamente conservadora y católica, que en el último de sus mensajes hace especial hincapié en que el colectivo LGTB “va a por sus hijos”. En el sentido de que ese colectivo tiene el terrible objetivo de enseñar respeto, el enriquecimiento de la diversidad sexual y, en definitiva, pretende normalizar algo que ha sido históricamente y sigue siendo actualmente, sujeto a discriminación por su mera existencia.
La existencia de la homosexualidad, su mera existencia repito, no conculca derechos. Aunque ellos están obsesionados en que así es. Aluden a la “ideología de género” como un sistema de creencias falsas que aluden a la libertad, no solo sexual, sino de la mujer. Entendiendo que esos dos grupos son y han sido, repito, históricamente discriminados, pero pretenden instalar un discurso y una práctica despótica no en su favor, sino en contra de los hombres heterosexuales.
Es decir, no es que ellos odien a los LGTB, sino que somos los LGTB los que odiamos a los heterosexuales.
Según Hazte Oír, esa ideología que enseña respeto, tolerancia, igualdad y justicia es algo terriblemente negativo para sus hijos. Como si visibilizar la homosexualidad, por ejemplo, fuera una declaración de intenciones y una imposición sexual.
Hasta el punto en que algunos de sus seguidores han llegado a decir que los homosexuales queremos que los niños experimenten relaciones homosexuales entre ellos, tildándonos de pedófilos y pederastas, como si hablar de sexo fuera a incitar a cometer un terrible suceso como el de que dos niños o dos niñas expresen su amor mutuo a través de alguna clase de expresión.
Teniendo en cuenta que a los únicos a los que parece interesar lo que tienen los niños en la entrepierna es a ellos. Hablo del famoso autobús, no de los centenares de casos de pederastia de la iglesia. Malpensados.
La acuñación del término: “ideología de género” no es un sistema de creencias de terceros, es un sistema de paranoias propio, que entiende que decir en un aula que todos y todas somos libres de expresar nuestra sexualidad, siempre y cuando se enmarque en una relación entre dos o más personas, sana, consentida y deseada, está mal y es pecado.
“Ideología de género” para ellos, es que eliminemos por completo el acoso escolar, que se manifiesta mayoritariamente a las mujeres y al colectivo LGTB, por serlo. Parece ser que eliminar esas tendencias y creencias a la violencia masiva a esos dos colectivos, que suman más de la mitad de la población mundial, a través de programas de igualdad y de educación a la diversidad, es un grandísimo problema para el bloque ultra católico.
Supongo que ellos lo solucionarían rezando.
Hasta el punto de decir que ese material escolar, esos proyectos y programas, conculcan y merman los derechos de los varones heterosexuales ¿En qué merman los derechos de los hombres heterosexuales el simple hecho de eliminar el machismo y la homofobia de un aula? Es algo que me gustaría que me explicara alguien, porque todavía estoy intentado buscar la argumentación con una base sólida que explique algo tan paradigmático.
Sería como si dijéramos que hablar de racismo conculca los derechos de los blancos, o que hablar de clasismo conculca los derechos de los ricos o que hablar de los derechos de los trabajadores conculca los derechos de los empresarios. En fin, una sarta de incoherencias que nacen del fanatismo.
Hay una frase de Churchill que me apasiona, aunque no sea un personaje histórico que idolatre, dice así: “Un fanático es alguien que no puede cambiar de opinión y no quiere cambiar de tema”. No puedo estar más de acuerdo.
Dicho esto, entro en el tema más preocupante.
El tema que me preocupa más es la socialización y la normalización de estas conductas, razonamientos, pensamientos y, en definitiva, todo un sistema de creencias. Se respetarán, eso sí, siempre y cuando estos nazcan de la iglesia católica.
Si un responsable de alguna mezquita, algún cargo, un Imán hubiera dicho tal cosa, habría sido duramente criticado, insultado, perseguido, agredido, detenido, procesado… en definitiva, contrariado como mínimo. Sin embargo, si lo hace un personaje de una organización católica es libertad de expresión.
¿Por qué ocurre esto? Muy fácil, por etnocentrismo.
Nos nace ese espíritu colonial mucho español cuando hablamos del Islam, pero somos incapaces de contrariar los valores y pilares de nuestra sociedad, por muy parecidos que sean en relación a otras expresiones culturales radicales. Si lo dice un Cardenal es libertad de expresión, en cambio, si lo dice un Imán es un ataque a nuestra forma de vida, aunque traslade exactamente el mismo mensaje de odio.
No me voy a meter en las dificultades que presentan algunos ciudadanos y ciudadanas para discernir entre lo que es libertad de expresión y libertad de agresión, sino que, como dijo un twitero, me preocupa que haya todo un ejército de déspotas que afirmen que defender los derechos humanos es “buenismo” y no un objetivo vital de cualquier estado democrático para poder desarrollar su proyecto político y sostenerse con garantías.
Decía una periodista destacada, que vivimos en un estado donde el crimen se cree perdonable, siempre y cuando, lo cometa alguien de aquí.
Me pregunto si esa avioneta que voló por el cielo de Mallorca la hubiera pilotado un Imán de una Mezquita que practica el islamismo radical, exactamente con el mismo mensaje, habría sido igualmente valorada como “libertad de expresión” y me pregunto, si ese mismo, hubiera fletado un avión con el slogan “Los occidentales van a por tus hijos” habría sido considerado un delito de odio.
Yo no sé si irme tan lejos, pero la hipocresía va calentita, muy barata, la doble moral gratis y esta gente debería preocuparnos mucho más de lo que nos preocupa.
No hay nada que se parezca más a un islámico radical que un católico radical.
Recuerdo a un comentarista en Facebook que me llamó “Puto maricón sidoso de mierda” en una publicación en la que critiqué a Hazte Oír y observé atónito que ese mismo comentarista, en otra publicación, redactó una parrafada infumable tildando de homófobos a todos los islámicos. Si alguien me lo puede explicar sin mencionar la doble moral que genera el etnocentrismo, pues que lo haga.
PD: Si alguien cree que los musulmanes deben manifestarse por los atentados de Barcelona, espero que comulguen con su forma de pensar y que cada vez que el Ku klux klan asesina a un negro desde el discurso supremacista blanco, salgan a la calle todos los cristianos blancos a decir que no son como ellos. Como sugerencia final.
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O estás muy enfadado y por eso escribes de esta manera o simplemente no entendiste aún que todos estamos locos y los más locos son los que dirigen. Todo es mental.
Ya le pregunto a Toni Miralles el nivel de enfado que tenía. Puede ser que similar al de locura que nos invade a todos los que integramos esta locura de @LaPajarera. Gracias por tu colaboración
Buen artículo, salvo por la afirmación que haces al principio con la que estoy completamente en desacuerdo. El islam es bastante más radical que el cristianismo y si no que se lo digan a las mujeres, y justamente por ese radicalismo es por lo que surgen grupos terroristas tan apoyados, aunque sean minoritarios.
Pertenezco a una generación un poco antigua, me eduqué en colegio de monjitas, y no sabría decirte cual de las dos religiones es más reaccionaría. Depende del lugar, depende de los que la practiquen. Nuestro integrismo cristino tiene siglos de intransigencia, hay muchos y diferentes cristianos, como islamistas. Las generalizaciones no suelen ser buena definición. Un saludo Monica, y gracias por tu aporte a @LaPajarera.
Actualmente el islam está en nuestra edad media. En los países musulmanes el Corán es la ley, en algunos con cabida a interpretación y en otros incluso literalmente. Obvio que habrá musulmanes moderados y cristianos ultramegaintransigentes, pero ningún país occidental se legisla con el levítico ni con el nuevo testamento. No es en absoluto una generalización, es una realidad. Cierto que nosotros tuvimos la inquisición, pero afortunadamente desapareció. En cambio en oriente legisla la religión y no hay nada más radical y reaccionario que eso. Un saludo.
Solemos confundir musulmán con árabe, y fíjate que no es así. Hay millones de musulmanes no árabes. He visitado países musulmanes como Marruecos, Egipto, en ambos, mantuve maravillosas conversaciones con personas creyentes, caminé, me moví sin problemas, con falda corta, con el pelo rubio ¡hace 20 años! El salafismo, el islamismo radical que hace de la sharia ley suprema es lo que destroza la relación entre musulmanes y los que no lo somos. Visité mezquitas, casas, y en todos los sitios me respetaron y me sentí muy feliz. Amo profundamente la cultura árabe porque la considero raíz y cuna de la nuestra. En cuanto al catolicismo, le aseguro que si conoce a los Kikos, o a facciones del Opus, vería como se diferencia muy poco de los imane más integristas. Es el fanatismo, la incultura, y el miedo lo que hace que religiones o pueblos se radicalicen por no hablar de los errores e intereses que ha movido Occidente dentro del mundo árabe, potenciando a las bestias integristas en detrimento de otros políticos menos radicales. Nasser en Egipto, fue un gobernante que revolucionó la sociedad, así como la primavera árabe que vimos con enorme esperanza. Luego, como suele ocurrir, los sueños se truncan y aparecen los corruptos y los fanáticos, pero es en todas las culturas.
Vuelvo a salurdarle Monica, encantada de su interés y debate en @LaPajarera.
Completamente de acuerdo con cada una de tus palabras las cuales no contradicen las mías. Matemática como soy no puedo dejar de admirar el esplendor de antaño de la cultura árabe, toda la sabiduría que nos dejaron, todas las matemáticas que transmitieron… y así como durante siglos el oscurantismo de la iglesia católica intentó hacer desaparecer todo vestigio de civilización, así ocurre hoy en día en la mayoría de los países musulmanes. Franco hizo algo parecido retrasando el progreso en España tanto como pudo. Claro, era su Cruzada. En fin, conozco a kikos y a opusinos y sé cómo se las gastan. No dudo que en algunos de esos países (sin confundir musulmán y árabe) se pueda pasear con falda corta y que no haya que llevar hiyab, pero tengo serias dudas de que no me detendrían si paseara de la mano con mi novia o le diera un beso mientras me tomo una cerveza. Radicales yo diría que son igual de radicales, habrá de todo en todos lados, pero insisto, una cosa es lo que cada uno haga en su casa y otra muy distinta que el Estado te imponga su creencia, y en esos países la religión es la ley y para mí entra dentro de los derechos fundamentales tener Estados laicos. Sé que en España no se cumple siempre con esa premisa de estado aconfesional, pero nada que ver con los países con leyes islámicas.
Saludos y el placer es mío.
Es probable que tuvieras problemas, Monica, claro que sí, en el tema que comentas de tu novia. Dependiendo del sitio más o menos. En Marraquech pude comprobar la liberalidad que había ante la homosexualidad masculina, me temo que en el caso de la femenina fueran más estrictos. Es altamente probable que en ciudades menos turísticas o en pueblos, los problemas serán mayores. Claro que las agresiones en España siguen, desgraciadamente, pero el avance de las leyes es innegable. Queda un largo camino a estos países, muy largo, fíjate que yo (y muchos) pensábamos que la primavera árabe sería un detonante para la modernidad y la democracia. No ha sido así, es posible que se ahogara el grito del pueblo, aunque parece que Túnez va por buen camino. El problema está en el poderío económico y los bienes que produzca el país, si es pobre o vive del turismo, se le deja en paz, si tiene petroleo o gas, ahí entran como lobos hambrientos las potencias y desactivan las protestas. No me cabe duda de que el integrismo ha venido muy bien a los «defensores de la libertad» entre los que tenemos a compatriotas muy conocidos. La religión sirve de cerrojo y de tapadera a la miseria del pueblo.
Reitero mi agradecimiento por su interés en nuestro magazine y espero que siga participando. Saludos.
Sin duda, tristemente. La injerencia de occidente es la responsable de gran parte del problema, si no del problema total. La invasión de Irak fue sólo el comienzo….
Os dejo la letra de una canción de Silvio Rodríguez, Camelot. No es de sus mejores canciones pero retrata muy bien a Aznar, y, como decía un amigo escaramujo, el mayor atractivo de esta canción es el de poder gritar lo del enano de alcahuete. Habla de la infame decisión del trío de las Azores:
Al borde de una laguna
tres brujas montan caldero
y baten un mundo espeso.
Una le pone la luna,
otra sangre de cordero
y otra los últimos besos.
De Camelot vuelan señales
en los dragones y los cuernos,
y hay un silencio de animales
mientras se anuncian los infiernos.
El odio al otro es nuestra suerte,
la sangre ajena es nuestra viña.
Cuando profanen y den muerte
seremos aves de rapiña.
Dos contrahechos del norte
y un enano de alcahuete,
sádicos abominables,
reclutan tribus y cortes,
para gestión de grilletes
y corazones de sable.
Y una vez más, como tragedia,
ronda el olor a carne rota
de calabozo, de Edad Media,
donde callaban al ilota.
Y una vez más, contra el impulso
de besar y abrazar a gentes,
ceder al último recurso
de ojo por ojo y diente a diente.
(Me disculpáis la digresión, el tema era el catolicismo radical, pero a decir verdad, ambos temas están bien relacionados)
Gracias. Maravillosa letra