No abundan palabras que puedan describir el dolor que estamos presenciando, escuchando, en mi caso de forma personal, debido a la trasmisión en directo de los aconteceres de estos días por la información que me proporciona mi hijo residente en Riba Roja del Turia, pueblo cercano al epicentro del drama que está viviendo la Comunidad Valenciana. Cuesta articular con mesura las percepciones que nos llegan ante la visión de un apocalipsis de tal magnitud. Aun con la prudencia debida a la sucesión de acontecimientos, incluso con la certeza de no aportar nada nuevo a la sucesión de información, sirva este artículo como desahogo comunitario ante lo presenciado.
Siempre hubo desastres climáticos y sabemos que en la Comunidad Valenciana son expertos en inundaciones y problemas derivados del agua. Precisamente por eso extraña la terrible sucesión de percances previsibles. Precisamente por ello no se entienden los amontonamientos de vehículos desguazados por las calles, los afectados en centros comerciales, lugares de trabajo y en cualquier lugar donde se desarrollara la vida normalizada. Precisamente porque la CV sabe la memoria del agua, ha sufrido varias veces la terrible bacanal que forman las riadas.
Es pronto para hacer balance porque aun las heridas andan sin cauterizar, el número de víctimas sube cada momento y no hay computo de desaparecidos, lo cual extraña y perturba bastante. Aun con ello sí que vamos a hacer un pequeño resumen de las incontinencias que han posibilitado el desastre. Porque si bien, como decimos, los desastres climáticos ocurren, sus causas y consecuencias son paliables y nos tememos que en este caso, todo o parte de lo que había que hacer, no se hizo.
Al gobierno de la Generalitat Valenciana le va a perseguir de por vida, cual fantasma, la eliminación de la Unidad Valenciana de Emergencias, titulada por el simplón president como “chiringuito” tal como los integrantes del PP calificaron en tiempos la creación de la UME (recuerden que fue organizada por el gobierno Zapatero) con la misma displicencia con que despachan cualquier organismo que no genere dinero -dinero que caiga en bolsillo amigo, principalmente- o prebendas para los elegidos.
Es inherente a esta ideología de nuevo cuño que todo es material computable. La única validación de las medidas tomadas por un supuesto gobierno es la consecución de riqueza, no repartida a la población, sino utilizada como inversión de más y más riqueza, engrasando la maquinaria infecta del neocapitalismo, que es el mismo de siempre pero más desvergonzado, más descarado y más visible.
En cambio, los diecisiete millones invertidos en festejos taurinos, como capricho otorgado a los descerebrados de Vox, es dinero “empleado” en patriotismo, disfrutado por patriotas y ciudadanos de bien. ¡Diecisiete millones! Para divertimento. Imaginamos que fue parte del precio de ese gobierno pactado con el diablo. Y el diablo se llama ultra derecha. Esa ultraderecha negacionista que sigue insistiendo con ánimo criminal en que el cambio climático es filfa, las vacunas, formas de control poblacional y los inmigrantes son el único peligro para Occidente.
Que las alarmas salidas de la AEMET no se pusieron en marcha en su momento ya no se duda. Se permitió a la gente hacer vida normal cuando desde los días anteriores se sabía y se anunciaba por los expertos que había un peligro real de DANA extrema, es algo totalmente demostrado. Nos preguntamos por qué…Y me van a permitir que esboce mi respuesta, que puede estar equivocada porque es subjetiva.
La rueda económica debe continuar, según altavoz emergido de la Comunidad Madrileña, al que todos siguen en ese PP gregario del ayusismo triunfante, porque la maquina del capitalismo no puede pararse. Da igual que hablemos de pandemias que de DANAS. Hay que seguir produciendo riqueza según los guruses de la nueva economía. Por eso los centros comerciales rebosaban gente, los polígonos industriales estaban llenos de trabajadores con sus vehículos colapsando, al poco de empezar la torrentera, las vías de comunicación y por eso intuimos que esos coches, esos garajes, esos polígonos son una enorme fosa común llena de cadáveres.
Hay que seguir produciendo. Engrasando la maquina capitalista para engordar la bolsa del empresariado que a su vez engorda la bolsa del partido. Como siguieron abiertas las terrazas de Madrid. Como se dejaron morir a los 7291 ancianos que no pagaban seguro privado porque “iban a morir igual”.
Como no se paró durante la pandemia, se ignoraron los avisos de la AEMET, anunciando una DANA peligrosa.
Y es que amigos/as, hay que decir que el sistema es criminal desde la propia base. Un sistema de producción que no puede parar, que su fin principal es crear riqueza (repartida en pocas manos) no la salubilidad de la sociedad, o el reparto equitativo de riqueza, es criminal per se.
Esa mentalidad productivista a ultranza es la causa de muchas muertes. Quizá no de todas, pero sí de demasiadas. Estamos seguras, de que si se hubiera previsto con antelación, si se hubieran tomado las lógicas medidas restrictivas, probablemente, hoy lamentaríamos solo decenas de víctimas, no centenares. De haberse pulsado la emergencia total, evitado el movimiento normal de gente, las carreteras hoy no serían un amasijo de vehículos desguazados y el lodo no se habría convertido en sudario de quien sabe cuántas personas.
Y luego están los orígenes. Antonio Turiel -entre otros- a la sazón doctor en Física Teórica se queda ronco de tanto discurso sobre el riesgo extremo que corremos con un Mediterráneo recalentado que produce vapor de condensación en la atmosfera que propicia las lluvias torrenciales.
«Por desgracia, creo que la mayoría de la gente no es consciente del peligro que representa ahora mismo el Mediterráneo. Solo cuando lamentemos desgracias lo comprenderemos…», escribía Antonio Turiel, investigador científico en el Instituto de Ciencias del Mar del CSIC, este verano pasado en sus redes sociales. Pocas le leemos y menos le hacen caso…
El Mediterráneo ha subido una media de dos grados desde los años ochenta a los dos mil y sigue subiendo. Ese incremento de la temperatura, tiene un coste terrible en el medio ambiente. Obviarlo, negarlo o pausar el riesgo no lo evita. Cerrar los ojos ante el disparo jamás evitó que nos alcancen las balas.
Sergio de Vicente, por nombrar a uno de los investigadores del CSIC, ha puesto repetidamente de manifiesto, lo suicida que es construir en los cauces de los ríos…Sin mayor resultado. Hace poco un querido compañero resaltaba la “locura” de los romanos cuando construían puentes de altura máxima que siguen sorprendiendo, alejando las poblaciones de los cauces y de la costa. Y es que eran sabios los romanos, intuían que el riachuelo que sortea un cauce mínimo puede crecer y envestir con furia desatada a su paso enfebrecido por las lluvias y las crecidas. Y que el mar, hoy tranquilo puede convertirse en minutos en amenaza mortal. El ser humano moderno cree, en su infame soberbia, que ha enmendado la plana a la naturaleza y se ríe de la sabiduría popular haciendo el imbécil.
Y la tierra, el agua en este caso, se venga con saña de la imbecilidad. Lo estamos viviendo.
La costa mediterránea ha sido expoliada, vilipendiada hasta el paroxismo. Hoy podemos considerarla epitome de ese capitalismo sanguinario y demoledor que terminará por ahogarnos en nuestros propios detritus. El Mediterráneo, de antiguo mar por donde llegaban culturas y formas de vida que amalgamaban las peninsulares, se ha convertido en una enorme charca pestilente, tumba de inmigrantes sin nombre y de vergonzantes polos turísticos que reúnen los detritus sociales más espesos y nefastos. Nuestro bello Mare Nostrum es la cloaca desde donde edificamos la autodestrucción. Y este mar se venga de la estupidez humana produciendo desastres que en tiempos bíblicos hubieran sido considerados castigos divinos. Y castigos son, solo que no divinos sino humanos, muy humanos.
Solo nos resta consolar la tristeza de contemplar tanto desastre, viendo la lenta riada de solidaridad humana que en estos días ha tomado camino recorriendo kilómetros para auxiliar a los que han perdido todo. Lo mejor y lo peor de la humanidad se está mostrando en la zonas devastadas. Lo mejor la solidaridad vecinal. Lo peor, el desgaste humano y social que produce un sistema capitalista/consumista que nos terminará exterminando.
Esperemos que cuando se acabe el drama no lleguen, como acostumbran, los buitres del capitalismo a hacer negocio y bacanal con el desastre. Vana esperanza, les confieso, muy vana.
María Toca Cañedo©
Dimisión y juicio por negligencia, homicidio involuntario e inhabilitacion para todo cargo público para Mazon.
Mientras los bomberos forestales, no sean trabajadores fijos durante todo el año y no trabajen durante el invierno en la limpieza de Rieras, Barrancos, caminos, Riberas de los Ríos, Bosques etc… Seguiremos teniendo el mismo problema cada vez que hay una DANA, esto ya está demostrado desde el camping de las Nieves y otros casos.
Por supuesto todo el peso de la ley sobre Mazon pir no haber hecho caso a la AEMET.
Estos defienden mucho la vida de los que aún no han nacido, pero como decía Cristina Almeida a los q estamos vivos nos quieren bien muertos, solo les interesa el dinero, véase los enfermos de la hepatitis a los q M. Rajoy no dio el medicamento Covaldi, los 7291 ancianos de la Ayuso, los 62 del Yak 42, los 191 del 11-M, los del metro de Valencia etc…
Así es. Tiempo habrá de exigir responsabilidades a estos dementes. Cuestan vidas que no vuelven. Matan por sociópatas e incompetentes. Gracias Fernando por tu aporte
Gracias María Toca por decir con tanta claridad lo que muchos pensamos y que por aburrimiento casi hemos dejado de decir porque parece que ya no se nos quiere oír.
El capitalismo solo entiende de enriquecimiento, cuanto más y más rápido, mejor. Al precio que sea.
En cuanto a sus serviles cómplices, los políticos, siguen haciéndoles el caldo gordo mientras puedan seguir recogiendo las migajas que les echan.
Los que no llegaron a tiempo para sacar partido de los desmanes urbanísticos cometidos en la región valenciana, saben que ahora tienen la ‘patriótica’ oportunidad de hacerlo reconstruyendo todo lo destruido.
Gracias de nuevo por tus palabras.
Víctor Pérez
María, una vez mas, gracias. Recibí el martes a las 8.39 un whatsapp de mi profesora indicando que se suspendía la sesiòn por problemas de desplazamiento con lluvia. Recordé que estabamos en alerta. A las 9.,14 nos comunica que el director dice que no se suspende. Decido no ir a clase. El martes agradeceré a mi profesora su alerta que mi Gobierno autonómico no lanzó hasta las ocho de la tarde, cuando los ciudadanos estaban con el agua arrastrando sus coches y sus vidas. Lo has dicho todo y lo que falte se dirá.
Posiblemente debes la vida a esa alarma. Gracias por contarlo aquí y te envío un gran abrazo, Carmen. A ti y a tu tierra
Gracias María Toca por decir con tanta claridad lo que muchos pensamos y que por aburrimiento casi hemos dejado de decir porque parece que ya no se nos quiere oír.
El capitalismo solo entiende de enriquecimiento, cuanto más y más rápido, mejor. Al precio que sea.
En cuanto a sus serviles cómplices, los políticos, siguen haciéndoles el caldo gordo mientras puedan seguir recogiendo las migajas que les echan.
Los que no llegaron a tiempo para sacar partido de los desmanes urbanísticos cometidos en la región valenciana, saben que ahora tienen la ‘patriótica’ oportunidad de hacerlo reconstruyendo todo lo destruido.
Gracias de nuevo por tus palabras.
Víctor Pérez Pérez
A ti Víctor por tu clara lectura