No seas puta, no tengas demasiado sexo y no lo tengas con muchas personas.
Pero sé sexy.
Tampoco te muestres demasiado sexy porque si te violan, abusan de ti o si te acosan será tu culpa por tu indecente y poco comedida forma de vestir.
Aunque te transmitamos constantemente que tu valor como mujer se deriva, en gran medida, de lo sexy que eres, ten en cuenta esta contradicción y vive con ella.
Si consigues una posición de poder, asumiremos y contaremos por doquier que has utilizado tu atractivo para llegar hasta ahí y no tu cerebro, tus habilidades y capacidades y haremos chistes, mofas y pondremos caras de «ya sabemos por qué», aunque a la vez transmitiremos el continuo mensaje de lo importante que es ser y resultar hegemónicamente bella y lucirse.
Sé accesible y cercana, disponible y con pocas demandas para los hombres con los que te relacionas, pero que nadie pueda creer que te comportas como una desesperada y una necesitada de afecto, pareja o intimidad.
No cambies de opinión. Si un hombre quiere tener sexo contigo, no digas que sí para luego decir no o me lo pensaré.
No marees la perdiz ni seas calientapollas, por mucho que te incomode la situación o la persona. Date por satisfecha si algún tipo se fija en ti, especialmente si tienes determinada edad o un físico no canónico.
Y convive con esto sonriendo, que parece que estáis amargadas.
María Sabroso
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