Mazón, el miserable

 

Hay alguien  más miserable que el miserable, quien aplaude al miserable.

Imaginen que dejan el coche en cuesta sin freno de mano, el coche se mueve y atropella a un niño. Ha sido un error, un olvido sin mayor importancia con consecuencias letales. Si el niño muere podemos pensar que tendríamos el mordisco del remordimiento durante muchos años. Imaginen las pesadillas, los terrores ante la visión del nene destrozado por nuestro despiste.

Un despiste. Un error banal con consecuencias letales.

Ahora piensen que la ausencia dolosa de su puesto de trabajo en plena jornada laboral  dilata la responsabilidad de dar un orden que salve vidas. Y las vidas se pierden, 229 para ser concretas, nueve de ellas niños menores de nueve años y 2.641 heridos de importancia.

Imaginen el remordimiento, el dolor que nos acompañaría el resto de la vida con la voz interna recordando cada una de las vidas perdidas. Eso nos pasaría a la mayoría de nosotras, personas normales.

La pregunta que me sigo haciendo un año después, es como hay que ser de infame y miserable para seguir como si nada hubiera pasado, mintiendo y recibiendo el aplauso de los doctores Mengele que le corean.  Seguir cobrando de los impuestos del pueblo valenciano a los que hundió en el barro mientras él chapoteaba en la indignidad.

He escuchado a gente de la derecha criticar ácidamente a Mazón. Ayer sin ir más lejos en un programa de televisión,  Lucía Méndez, periodista del Mundo a la que David Jiménez nombra con sorna  en su libro El Director, como la Digna,  de ideología conservadora, explicaba que nunca en toda su vida periodística había visto a un sinvergüenza de tal calibre como Mazón.

Se ha dicho tanto de Mazón que las palabras suenan a leídas o escuchadas. Lo que ocurre es que intento escudriñar de donde saca el blindaje moral para pavonearse con la crueldad del psicópata delante de las víctimas sin asumir culpa alguna, sin pedir perdón y sobre todo, sin irse.

Irse a un monte, cavar un zulo, vestir sayón de cuerda, raparse la cabeza y dedicar la vida a la caridad, la oración o ya que estamos, a la flagelación constante. Solo así podríamos entender que un tipo que era presidente de una comunidad mientras su gente se ahogaba en barro y miedo, él se emborrachaba en el Ventorro, caminaba con el teléfono apagado  pasando media hora en un parquin para luego ir a cambiar de ropa, y aparecer con un jersey amarillo, repeinadito y oliendo a la colonia con la que se rocío después de la ducha reparadora. Y todo sin atender decenas de llamadas que sus cipayos le hacían.

Se ha hablado y especulado mucho preguntándose dónde, cómo y con quién. Es lo de menos. A las 229 familias, a los cientos de miles que ese día vivieron el terror les importa poco si el president se curdó en la comida, pasó tiempo seduciendo a Maribel o se perdió en la inmensidad de un parquin. Se ha especulado con la pregunta de  ¿qué hace una pareja  en un parking media hora? Que más da. Se me revuelve el estomago cuando me llegan imágenes de lo posible.

Pero qué más da.

El caso es que no estaba donde debía, dónde estaba su obligación. Coordinando a la panda de ineptos cobardes y tontos del haba que tenían la capacidad de lanzar la alarma a tiempo.

Si la Universidad de Valencia cerró sus instalaciones avisando el día antes por la previsión de peligro. Si hubo alcaldes como el de Riba Roja del Turia que coordinaron con inteligencia salvando cientos de vidas ¿por qué el president de los valencianos no estaba donde debía?

La ineptitud de creerse por encima del bien y de mal es patrimonio de quien detenta el poder sin capacidad de servicio y sin responsabilidad. Es bonito el cargo. Es bonito moverse en coche oficial, que le rindan pleitesía los chupabotas subalternos o los que intentan sobornos. Es bonito llegar a un restaurante que siempre haya mesa dispuesta, la más discreta, y el maître salga a recibirnos con genuflexa educación. Es bonito tirar los tejos a periodistas guapas y que estas se dejen querer o se dejen invitar a comer y a pasear por un parquin a las seis de la tarde.

Es bonito cobrar más de ocho mil euros netos al mes por recibir el aplauso de cipayos y subalternos. Es bonito mandar y que obedezcan, que pidan favores chapaleando en la propia babilla de reptilianos.

Todo eso gusta mucho. El problema es que a veces hay que gobernar, decidir, demostrar capacidad para el cargo. Y eso en la mente del miserable de los miserables no cabe.

Hay un grave problema de mediocridad (siendo generosa, quizá la palabra más  adecuada sea ineptitud) en la política española, por eso cuando algún iluminadito destaca un poco quedamos deslumbradas y no, solo es que en el país de los ciegos el tuerto es rey. Son mediocres la mayoría… Muy mediocres, por eso navegan en las aguas de la corrupción  conociendo su incapacidad por lo que necesitan garantizarse el futuro cuando el oropel del cargo acabe y se compruebe que el rey estaba desnudo.

Y Mazón es muy mediocre. Mediocre nivel dios. Aun con ello no se entiende cómo es posible que haya navegado durante un año por el rio de la mentira, la negación, la usurpación.

Y cómo es posible que se lo consientan. Por eso comenzaba el artículo con la premisa de que hay seres más miserables que el miserable,  son quienes aplauden y consienten que ese espécimen humano siga detentando cargo, cobrando del erario valenciano, vulnerando el duelo de las víctimas presentándose a un acto de homenaje con todo su papo moreno.

Me pregunto ¿qué diría el señor Feijoo, Ayuso y su corte de infames si Txapote asistiera a un homenaje de Miguel Ángel Blanco sin haber cumplido condena, ni pedido perdón ni resarcimiento? Y no me digan que no es comparable, porque Miguel Ángel fue uno, los muertos de la DANA son 229 y  aunque no hubo intención, dolo o premeditación,  la cifra de muertos es apabullante.

Me produce nausea  comprobar la bajeza humana de unos seres que pasan por encima de la dignidad para seguir detentando un cargo que les supone una jubilación garantizada. Creo que esta sensación de nausea la comparten muchas personas, incluso del PP que andan avergonzados de ese sujeto y de quien le sostiene.

Y me pregunto ¿cómo se puede vivir con la percepción de ser un criminal y que te lo escupan en la cara a cada momento?

Siento insistir, pero quienes apoyan a un miserable, son más miserables.

¿Has oído Feijoo?

María Toca Cañedo©

https://www.rtve.es/noticias/20251029/227-victimas-dana-recordadas-a-por-su-nombre-homenaje-estado/16792624.shtml

Sobre Maria Toca 1849 artículos
Escritora. I Premio de Novela Ateneo de Onda 2016. II Premio Concurso Literario de Relatos del Bajo Cinca, 2015. I Premio de Relato Guadix 2020 Finalista de varios... Hasta el momento, tres novelas publicadas: Son celosos los dioses, Prototipos, El viaje a los cien universos. Poemario: Contingencias. Numerosas participaciones en libros de relatos corales. Diplomada en Nutrición Humana por la Universidad de Cádiz. Diplomada en Medicina Tradicional China por el Real Centro Universitario María Cristina

2 comentarios

  1. Maria enhorabuena por como defibes a este sinverguenza. Ah ¡ y lo de Lucia, un libro que merece la pena leer( el director). A galopar,a galopar,……

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