Si yo me encontrara a Paul Newman por la calle, igual que a veces me tropiezo con él en mis sueños, me cruzaría de acera para darle las gracias. Sabes qué, Paul, tú eres uno de los pocos ejemplares exportables a otro planeta, en caso de que un día se celebre un concurso para elegir los mejores seres vivos de la galaxia, o algo así, le diría.
Si yo me encontrara con Paul Newman en algún rincón de Nueva York y Paul Newman fuera en blanco y negro, incluso si no tuviera esos ojos azules como golpes de agua helada, le dejaría pagado en secreto un café, le escribiría una carta de amor repentino en un posavasos redondo, le pediría que nunca deje de ser ese pájaro cojo de La gata sobre el tejado.
Que no se divorcie nunca de Joan.
Que llore amargamente,como un dios de sobrenatural hermosura, por su hijo muerto,
que se haga viejo con dignidad y parezca más que nunca un indio sabio de ojos celestes.
Si yo me encuentro con Paul Newman en algún lugar, le diré que me alegro de cada vez que él miró a la pantalla y bastó con eso para que aniquilara de golpe toda la mierda y la fealdad del mundo.
Patricia Esteban Erlés
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