Portada y entrevista que acarrea mofa y posterior defensa, la que ha protagonizado la niña Leonor de Borbón. Se desataron las redes, quizá sin darse cuenta de que era solo una niña y que malamente haya podido ser la entrevistada. No faltaron voces con sentido que pusieron orden en el desaguisado, incluso se habló de acoso, de los twiteros a la niña Leonor. Y no creo que sea el caso.
El caso es que en 2017, unas pequeñas han sido destinadas a ser portada, a presidir desfiles militares(que aburren hasta a presidentes) y boatos varios. El problema no es que a Leonor le guste Stevenson, que debiera ser placer de cualquier niño de su edad. No. El problema es hacer portada de ello. El problema es hacernos creer que son algo especial, cuando solo son niñas monas, eso sí, que reciben una buena educación –solo faltaría, con lo que nos cuesta- sometidas a un sacrificio absurdo y medieval.
Lo que debiera preocupar, a los que tanto lamentan la burla a la que se le ha sometido, es verla con esa carita sonriendo a la Legión y su cabra cuando debiera estar jugando con play móvil, o escuchando música. Porque la burla, digo yo, lo mismo sale del mosqueo que llevamos al percibir que nos quieren colocar otra rueda de molino. Como la del Campechano, como la del Preparao.
Y eso es lo que enfurece a twiteros y al mundo real. Bueno eso y lo de Kurosawa, que posiblemente (es un decir…) se les ha ido la mano a los del panegírico, porque no hay nada más viscoso y estúpido que un cortesano lambón. Y de esos en Borbonia hay muchos.
#MariaToca
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