Hola a todas y todos: mi nombre es Jesús Gutiérrez Diego. Nací en Santander el 27 de diciembre de 1944. Soy el menor de cuatro hermanos varones, tres ya fallecidos, que por nacer en la inmediata postguerra llegué sin el pan bajo el brazo y producto de un embarazo no deseado, con 45 años de mi mamá y casi 50 de mi papá, o sea que fue un nacimiento, digamos que inoportuno.
Estudié de forma prematura y apadrinada desde los 5 añitos en la Escuela Aneja a Magisterio, más conocida como Escuela de Numancia por su cercanía a la Plaza de igual nombre. A los 12 años ya estaba en sexto grado, el máximo habilitado, en espera de cumplir los 14 para ponerme a trabajar; pero un día recibimos la visita de un sacerdote agustino, buscando un niño, bien para monaguillo, o para suplencias de sus porteros, comúnmente militares retirados, y para hacer recados para la Comunidad. A cambio de estos trabajos ofrecían los estudios gratis del bachillerato y la comida. Solo yo levanté el brazo para acogerme a la oferta y tener la oportunidad de estudiar más que la humilde enseñanza obligatoria. Tras deliberaciones de familia y teniendo en cuenta que mis hermanos mayores ya trabajaban y aportaban ingresos a la familia, aceptaron que yo estudiara el Bachillerato.
A los dos años de realizar dichos trabajos, algunos curas pederastas me exigieron “otros trabajos” no incluidos en la oferta. Así que, solo, pude soportar esta situación, en el silencio y la soledad más absoluta, hasta terminar el Bachillerato Elemental y salí, corriendo, a matricularme en la Escuela de Peritos Industriales de Santander, con el enfado de los “pederastas” que me ofrecieron quedarme en la congregación de hermano, pero que a mí me pareció de “primo”.
En 1968 terminé los estudios de Perito Industrial Químico, asimilable a Ingeniero Técnico. Ya en enero de 1969 serví a la Patria como marinero forzoso durante 18 meses en la Marina Española, ya que no solicité ir a Milicias Universitarias, donde habría salido Alférez en aquel tiempo.
Terminado el Servicio Militar, cumplido en el Crucero Acorazado “Canarias” y Fragata Rápida “Osado”, en 1970, mi primer trabajo fue como barman en el Hotel Balneario de Solares, a sugerencia del Maître, Jaime Acebo Bernaldo de Quirós, buen amigo y mejor persona. Durante los estudios de Peritos Industriales fui profesor de matemáticas de sendas Academias de Santander. Ese mismo verano del 70 y como barman, me casé con Pilar, mi novia de siempre, en el Barrio Pesquero de Santander, cuya parroquia regentaba el popular cura-obrero, Alberto Pico. Terminada la ceremonia monté en la Vespa o Lambreta del Maître, Jaime, que me había traído desde Solares, y me incorporé nuevamente al bar del Hotel, sin ningún tipo de vacación.
Ese mismo año, cuando terminé la temporada de verano en el hotel, hice durante 42 días la sustitución de un corrector de pruebas de “El Diario Montañés” de baja laboral, teniendo la satisfacción de corregir el Editorial del primer formato tabloide de dicho Diario. Años atrás había ejercido como periodista becario en el diario “ALERTA” de Santander, firmando artículos y reportajes como “Diego de Jesús”.
La Ibero-Tanagra, Santander.
En los siguientes años trabajé en diversas empresas cántabras, destacando por volumen, importancia, y duración, casi dos años y medio, en la Fábrica de Loza Fina, “La Ibero-Tanagra, de Santander, hasta que la Guardia Civil me fue a buscar a la misma Empresa, como co-autor del libro “Poemas en Carne Viva” con mi buen amigo, el poeta Isaac Manuel Cuende Landa (Q.D.E.P.), como ya he relatado en los reportajes del blog https://www.lapajareramagazine.com/mis-prisionesparte-primera-de-las-memorias-carcelarias-de-jesus-gutierrez-diego https://www.lapajareramagazine.com/mis-prisiones-ii
Esta empresa, quizá como algunas otras de aquel periodo, pre democrático, era la típica empresa fascistoide de ordeno y mando. Desde el jefe de personal, hasta algunos de sus encargados, herederos del franquismo militante. Uno de ellos había sido voluntario en la División Azul para matar comunistas en la Rusia invadida por los nazis. Otro, de misa diaria, tenía como juramento preferido: “Hijo de la Pasionaria” y presumía ante mí de haber hecho tomar muchos litros de aceite de ricino a toda “roja” viviente. Al final me pasó el librito de “Camino” del fundador del OPUS DEI, para mi mejor educación.https://www.lapajareramagazine.com/la-obra-regalo-de-dios-o-condena
Cuando entré en la Empresa, trabajé primero seis meses como peón de hornos a relevos y después ya como adjunto a la Dirección Técnica y Jefe de la Sección de Decorado de vajillas, llamó mi atención una nota muy vieja clavada en la corchera del tablón de anuncios, que decía: “Se solicita autorización para hacer HORAS EXTRAS al personal de turnos, para que puedan oír la SANTA MISA.” 31 de diciembre de 1960. Señores de Fabricación y de Personal. Autorizado: (tres firmas).Así que desde luego no entré engañado. Eso era lo que había, aún en 1973, año en que ingresé en prisión.
Después de salir de la cárcel solicité la readmisión que me habían prometido; pero había cambiado la dirección económica y técnica de la Empresa y llenos de miedo no me readmitieron. A partir de aquí trabajé como peón en pequeñas empresas de Cantabria, vendí lámparas de colgar por los establecimientos del ramo, y hasta ostenté la dirección técnica de un pequeño taller de murales cerámicos que ayudé a crear con un amigo del Servicio Militar.
SEB-MAGEFESA, GUR, S.A. GURIEZO.
En 1975, a tres años del “Régimen del 78”, fui contratado como Perito Industrial Químico por la SEB-MAGEFESA para su planta en Guriezo de Menaje de Cocina y sartenes antiadherentes. Esta gran empresa, por su tamaño, denominada GUR, S.A .por GUR Guriezo, villa de nacimiento del dueño. Tenía más de mil trabajadoras y trabajadores, a dos relevos. Aún recuerdo que en mi presentación, allá por julio de 1975, pude observar en la recepción de las oficinas, un retrato del Príncipe Juan Carlos, haciendo entrega a la dirección de la Empresa del título de Empresa Modelo. La verdad es que pronto descubrí que de modelo no tenía nada. Se trabajaban 9 horas diarias, de lunes a sábado, pues este también era de trabajo. Solo se libraba los domingos y festivos.
De entrada me asignaron la responsabilidad de las secciones de Decorado, Montaje y Empaquetado de cacerolas y sartenes, con más de 200 personas a mi cargo, la mayoría mujeres, oriundas de las villas cercanas, Santoña, Laredo, Castro, Colindres e incluso algunas del País Vasco. De hecho al técnico que yo suplía, originario de Bilbao, había fallecido haciendo este trayecto diario para acudir al trabajo. Yo, junto con otros técnicos nos desplazábamos desde Santander, ruta peligrosa, pues aún no existía la Autovía, solo era la Carretera Nacional 634. Así que, junto con mi mujer e hija, fijamos la residencia en Laredo.
El anterior técnico, accidentado, debía de ser una buena persona, pues los obreros a su cargo lo habían bautizado como “Teniente Colombo” en homenaje a un personaje de una serie americana de TV, de igual nombre, un personaje un tanto desarrapado y peculiar en su mando e investigaciones criminales.
Naturalmente, yo tampoco me libre de un apodo, así me enteré de que para ellos era “Playeritas”, porque estaba mal visto por la Empresa que los jefes se sentaran y teniendo en cuenta los kilómetros que había que recorrer durante 9 horas, decidí hacerlo con unas playeras que aliviaran los recorridos en una fábrica kilométrica. Eso sí, debidamente encorbatado con una corbata gris a juego con la camisa gris, el pantalón gris y la bata gris. No sé si éramos los hombres de gris o de Harrison. En cierta medida me sentía como en la Marina de Guerra con el traje gris, denominado de faena.
Los accidentes laborales, en las peligrosas secciones de Hornos y Prensas eran bastante comunes y podían acarrear la pérdida de dedos o manos, ante el ímpetu de las peligrosas prensas de embutición y de corte del sobrante. Como medida de seguridad en unas prensas de corte llamadas Arisas, por su fabricante, los operarios trabajaban atados por las muñecas a la propia prensa, que ejercía un fuerte tirón hacia atrás en el momento de bajar rápida al corte de la chapa de acero inoxidable.
Esta situación no podía continuar así: necesitábamos un Convenio Colectivo de Empresa que mejorase las condiciones de trabajo. .Elaboramos un Convenio que entregamos a la Empresa por medio de un notario; pero esta lo rechazó y elaboró, junto con los integrantes del viejo Jurado de Empresa, un Anteproyecto de Convenio, que los trabajadores rechazaron por ser más de lo mismo. La Empresa comenzó a despedir a la gente que más se había significado en la presentación de un Colectivo de Empresa. Fueron despedidos un Técnico y dos trabajadores.
El lunes 18 de Abril de 1977, estalló la huelga, y a medida que los autobuses de la Empresa llegaban a la Fábrica de Guriezo, los trabajadores, en general, se negaban a entrar al trabajo. La huelga ya estaba en marcha y se exigía a la Empresa la readmisión de los despedidos y la negociación de un Convenio Colectivo de Empresa para sustituir al viejo convenio del sector. Aquel lunes, yo llegué a la fábrica, procedente de Santander en mi coche Citroën Dyane 6.
La huelga se podía considerar un éxito de los trabajadores y trabajadoras ante la falta de diálogo de la Empresa; pero era solo el comienzo de una larga huelga de 90 días. Se organizó un Comité de Huelga, no reconocido por la Empresa, una Caja de Resistencia, con fondos de simpatizantes y fruto también de rifas. La empresa hermana, CUNOSA, sita en Limpias (Cantabria) con unos 600 trabajadores, también se unió a la huelga y la proporción del conflicto casi se duplicó.
El Comité de Huelga de GURSA determinó que no hiciera manifestación de unirme a la huelga y que siguiera la misma desde el interior de la Fábrica para aportar la situación en el interior, prácticamente parada, con solo algunos adictos de Guriezo, algunos encargados y la totalidad de los técnicos, salvo el compañero despedido.
Al poco tiempo se corrió la voz de que un Técnico del Departamento de Calidad, estaba al frente de la huelga. Yo era un Técnico de dicho Departamento, por haber sido relevado de mi cargo anterior y transferido a este de Calidad. Interrogaron a mi Jefe, que acabó llorando y negando su participación en la misma. Así que todas las sospechas ya recayeron sobre mí. Me indicaron que me fuera buscando otro trabajo dándome las tardes libres, porque me iban a despedir. Les dije que ya tenía un trabajo, el actual, y que más temprano que tarde me iban a necesitar para negociar el fin de la huelga. Así sucedió, pues cuando nos acercábamos a los tres meses de huelga, el Gobernador Civil de Santander convocó a la empresa y a los trabajadores en huelga a una reunión en Gobernación para acabar el conflicto. Pero la Empresa se negó a que los trabajadores en huelga tuviesen representación en aquella negociación. Ante lo que el Comité de Huelga de los Trabajadores presentaron mi candidatura por su parte a la mesa de negociación, que el Gobernador aceptó, ya que se trataba de un técnico que continuaba trabajando sin haber participado en la huelga, al menos de forma evidente, aunque todos los escritos y panfletos salieron de mi pluma desde el interior de la Empresa e incluso participé en reuniones y mítines desde algunas iglesias y ayuntamientos para explicar la marcha de la huelga.
La Empresa de muy mala gana no tuvo más remedio que ceder ante el Gobernador y aceptar mi participación en nombre de los huelguistas. Como colofón ante el Gobernador, se consiguió un Convenio Colectivo de Empresa, con mejoras inimaginables, sábados libres, jornada de ocho horas y también unas nuevas retribuciones, superiores a las anteriores. No conseguimos que se readmitiera a los despedidos porque todos habían aceptado la indemnización por despido y la Empresa se oponía con rotundidad a su reingreso.
Tiempo más tarde se organizaron en la Empresa diversos torneos y juegos para restablecer la convivencia rota entre huelguistas y no huelguistas. A mí, ya siendo Presidente del Comité de Empresa me convocaron a una reunión en el feudo de la Empresa en Derio (Bilbao) para ofrecerme la Delegación de MAGEFESA en Valencia, casa y coche de la Empresa. Pero yo sabía de era regalo envenenado lejos de los trabajadores que me apoyaban. Así que lo rechacé con rotundidad. Más adelante cambiaron la táctica y me recluyeron en el Laboratorio de Investigación, condenándome al ostracismo, sin ninguna tarea que realizar y con prohibición de bajar a fábrica y hablar con los trabajadores. Así aguanté unos ocho años, según comentaré a continuación. Todo ello ya con la Constitución de 1978, vigente. Y el nuevo estatuto del trabajador aprobado en 1.980, aunque este incurría en la anomalía jurídica, que introdujo Adolfo Suárez temporalmente, de que en caso de despido improcedente, era la Empresa la que optaba por admitir o indemnizar al trabajador…y así sigue en 2020. Es decir que la Empresa está por encima de la sentencia Judicial.
Para dar impresión de cambio contrataron como Jefe de Personal al Delegado Provincial del Sindicato Vertical, el Sr. Vilalta Caralt, un catalán, muy payés, a mí me pareció una buena persona, que se entendía mejor conmigo que con la Empresa que le contrató. Un hombre tranquilo y pausado, que impresionaba verlo llegar todos los días al trabajo conduciendo un impresionante Dodge Dart de color beige, a menos de 30 Km. por hora. No aguantó mucho tiempo en el puesto y, según creo se marchó a México donde recientemente ha fallecido. Mis condolencias para su familia (Q.D.E.P.).
La marcha de este Jefe de Personal, supuso la pérdida de un interlocutor válido con la Empresa, que solo aspiraba a despedirme o que me fuese, pues la inquina hacia mí era notoria y se hizo más patente cuando en el verano de 1978, se desbordó el rio Agüera en su paso junto a la GURSA, camino de su desembocadura en la Playa de Oriñón, e inundó la factoría, incluidos los hornos. Aprovecharon tal circunstancia para junto con más trabajadores enviarme al paro y esperaron el máximo posible, de hecho me incorporaron el último, para a los 182 días de desempleo volver a reintegrarme a mí “no empleo” activo.
El fantasma de La Ibero-Tanagra
Unos cuantos años después de mi despido en La Ibero Tanagra, recibí la vistita en el Laboratorio de Investigación de GUR, S.A. del Encargado que cité anteriormente como ex de la División Azul. Venía mandatado por el Jefe de Personal para que le firmase el finiquito de la indemnización recibida de dicha empresa y que no pude firmar por estar en la cárcel por el libro de Poemas.. Venía muy farruco, me pareció algo envalentonado por el posible alcohol ingerido, dispuesto a partirme las piernas si no firmaba; pero se llevó el chasco de no le puse ninguna objeción ya que la cantidad me la habían pagado. Solo lo comento como suceso después de varios años de aprobada la Constitución del 78 y el Estatuto de los Trabajadores de 1980. La Ibero Tanagra cerraría el 26 de Julio de 1982, si no estoy mal informado.
Fábrica de Loza Gil-Vargas, S.A. SEGOVIA
Con los derechos y mejoras adquiridos en el Convenio Colectivo firmado después de la huelga, cogí en 1985 una excedencia de un año, con derecho garantizado de readmisión, para ocupar la Dirección Técnica y de Calidad de la Fábrica de Loza “Gil-Vargas” de Segovia, ubicada en la calle de Los Vargas en la capital segoviana, cerca del Rio Eresma y junto a su afluente el Rio Clamores, en el barrio de San Lorenzo. La fábrica contaba entonces con cerca de 200 trabajadores, pero con muy mal futuro, como todas las cerámicas muy dependientes del costo de la elevada energía consumida y de la numerosa mano de obra. Si a ello añadimos una dirección tormentosa entre los dos hermanos propietarios, Don José y Don Marcos, Gil-Vargas, que no se hablaban y habían llegado al acuerdo de contratar a alguien ajeno para llevar la fábrica a su fin último: El cierre y construir chalets adosados o viviendas en la parcela resultante. Algo que yo no sabía; pero que intuí cuando de camino a Segovia adquirí un ejemplar de “El Norte de Castilla” que noticiaba que la fábrica de Los Vargas había presentado un expediente de suspensión de pagos ante un juzgado de Sevilla, supuestamente afín a los empresarios. Pero la apuesta ya estaba en marcha y yo viajando con mi mujer e hija para instalarme en Segovia. Me tuve que entrevistar y comer con ambos hermanos por separado. El citado, Don José, al verme llegar en un Dyane-6, el de la gente encantadora decía la publicidad de aquel tiempo, me preguntó si por casualidad yo era socialista. Algo que sin faltar a la verdad negué, era comunista, pero como no me preguntó más, pues ahí quedó la cosa. Claro que él tampoco me dijo, luego me enteré, que era el Presidente de Alianza Popular de Segovia (el antecedente del Partido Popular, de hoy). Puse todo mi ardor y conocimientos cerámicos en la buena marcha de la Empresa, con una buena relación con el Comité de Empresa y los trabajadores. Soportando alguna “putadita” del citado Don José, que compró una partida de caolín a otro proveedor que no me comunicó, para haber efectuado las correspondientes correcciones en la formulación de la pasta de loza y me tuvo loco un tiempo de problemas hasta detectar el cambio.
Pero al igual que en la ley de Murphy, que la tostada siempre cae al suelo por el lado de la mermelada, resultó que Don Marcos, caballero mutilado y algo putero según rumores, falleció en Madrid de un infarto de miocardio fulminante. Siguiendo con la tostada con mermelada, resultó que al entierro acudieron gente del gremio de la cerámica, afines a GURSA-MAGEFESA, entre otros, que no tardaron en informar al hermano del difunto, de mi ideología comunista, a pesar de haber transcurrido ya 8 años de la aprobación de la Constitución Española de 1978. Al día siguiente ya noté cierta frialdad y distanciamiento en el trato del citado Don José y del Jefe de Ventas, hasta entonces encantados del aumento de la producción y del aprovechamiento del stock de cientos de vajillas sin salida. No obstante callaron y no me dijeron nada hasta que al cumplir los seis meses primeros de trabajo, pretendieron despedirme por no haber superado el periodo de prueba de seis meses como técnico. Aplicación errónea, pues yo no era solo un técnico, sino su Director Técnico y de Calidad no sujeto a periodo de prueba alguno. No conforme con ello acudimos al Organismo de Mediación, y yo, entendiendo que ese puesto debe de ser de confianza con el Empresario, admití una indemnización mayor para terminar mi relación laboral con la Empresa. Así que esperamos a que nuestra hija finalizara el curso en el colegio de Segovia y otra vez con los bártulos para Santander, a la espera de poder reincorporarme en el tiempo estipulado a mi ostracismo en el Laboratorio de Investigación de GURSA.
WAECHTERSBACH ESPAÑOLA, S.A. CÁCERES.
Ya regresado, tuve contactos con una Empresa alemana de cerámica, llamada Waechtersbach Española, que se había instalado en 1975 en el polígono Industrial de Las Capellanías de Cáceres capital; pero no llegamos a un acuerdo sobre las condiciones, que incluían una estancia de al menos seis meses en Alemania, y yo no estaba muy convencido de que pudiera obtener el pasaporte para salir de España. Al igual que otras cerámicas cerró hacia el 2005, después de que desde 1998 comenzara un progresivo deterioro ante la competencia asiática.
NAVARRA DE PORCELANAS ,S.A.L. CIZUR MAYOR(NAVARRA)
A finales de 1987, me acogí a una baja definitiva, incentivada, de GURSA y firmé como Director Técnico y de Calidad de una pequeña empresa de porcelana, de solo unos 25 trabajadores ubicada en una pequeña localidad cercana a Pamplona llamada Cizur-Mayor. Esta empresa era la transformación de otra más antigua que cerró bajo el nombre de Porcelanas del Pirineo. Con los incentivos del Gobierno de Navarra, se había transformado en una Sociedad Anónima Laboral (S.A.L.) llamada Navarra de Porcelanas, S.A.L. Fabricábamos una porcelana de alta calidad, tanto para decoración, tibores, lámparas, jarrones, etc. como vajillas decoradas, incluso fabricamos algunas piezas para otras importantes cerámicas, como Porcelanas Bidasoa y PONSAL. En lo que respecta a la aplicación de la Constitución del 78 y del Estatuto de los Trabajadores la relación era muy diferente a la pésima vivida en MAGEFESA. Sirva como detalle que el día que fui a Pamplona para realizar una primera entrevista, el 1 de diciembre de 1987, cotizaron por mí como si ya estuviera incorporado a la misma. Jamás me había ocurrido nada semejante en mi larga historia laboral. A pesar del elegante producto que fabricábamos, la salida del mismo no era muy boyante porque el Gerente estaba muy empeñado en vender, un producto de tan alta calidad y diseño, en las ferreterías de España, en lugar de El Corte Inglés y similares. Para poder cobrar vendimos todo el stock de los almacenes a un establecimiento de Gandía, conocido como “El Más Barato”, que una vez al año ofrecía cualquier producto a una peseta de entonces.
AMPROS-CANTABRIA
Ante esta deriva. Con tal mal futuro y pese a estar ya viviendo en Pamplona, decidí presentarme a una selección de un técnico para la empresa cántabra AMPROS, una ONG de atención a los discapacitados intelectuales, físicos y sensoriales. La selección a cargo de una prestigiosa Empresa externa, motivó mi selección como Jefe de los Centros de Empleo en Cantabria de esta prestigiosa ONG, cuyos dueños eran, y son, los padres de los discapacitados intelectuales.
Aquí, ya observé la entrada plena de la Constitución de 1978 y del Estatuto de los Trabajadores de 1979. Incluso se fue más allá con la negociación de un Convenio Colectivo propio, para todos los trabajadores discapacitados que mejoraba notablemente el Estatuto del 79.
En este positivo ambiente laboral y de derechos, he trabajado satisfactoriamente durante unos 18 años en esta Empresa, hasta mi Jubilación Especial a los 64 años con contrato de relevo para un joven, en Enero de 1994.
42 AÑOS DE LA CONSTITUCIÓN DE 1978
Como colofón cabe decir que la Constitución de 1978 es una buena Constitución, sobre todo para y por las circunstancias en la que se gestó. El problema siempre ha sido la de su inaplicación integral, incluso hoy en día, cuando se obvian las partes que no interesa defender y aplicar. ¿Cabe una revisión de la misma? Claro que sí, no en balde han pasado más de 40 años de su elaboración; pero lo que no se puede permitir es una involución de la misma.
Jesús Gutiérrez de Diego.
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