No hablo de política, hablo de mafia, de cloaca borboniense

Cansa mucho repetir una y otra vez lo dicho, lo expresado en artículos, tertulias, y en todo lo que en estos días asoma a la prensa. De puro dichas las palabras se gastan y no producen el espanto esperado. Hace tiempo, ante una sola de las cosas que suceden ahora hubieramos montado en cólera(es un decir) Hoy, no. Una soporífera calma nos asola y nos resigna ante la indignidad.

Malos tiempos para la creencia en honestidades o en coherencias relativas, porque somos conscientes que todos/as en mayor o menor medida nos equivocamos. No es el caso. En nuestro país ocurren cosas que son la consecuencia de una falta absoluta de ética y estética.

Contaré una anécdota que define el tiempo que vivimos.  Hablando con un buen amigo, dirigente de una central empresarial de tronío (sí, tengo amigos empresarios y ricos, no se escandalicen) me contaba la magnífica relación que mantiene con el actual gobierno de Cantabria. Ante mi pregunta, sobre las diferencias con el anterior (mayoría del PP) me respondió que, sin duda, la relación era  mucho mejor con este gobierno «supuestamente» de izquierda: «los otros no tienen que contentarnos, éstos sí. Seis millones cuatrocientos mil euros, hemos recibido este año…A la mínima saben que montamos un pifostio (huelga, por ejemplo)  por eso nos dan lo que pedimos, para tenernos contentos»

Esa es la actitud. Esa y arramblar para casa y para la casa de los amigos todo lo que se puede. A la política se viene a enriquecerse, en palabras del morenazo ministro de Aznar. Y a enriquecer a los amigos, para que nos devuelvan el favor en forma de puerta giratoria cuando acabe el chollo. Esa es la actitud. ¿Servicio al ciudadano? pamplinas. ¿Servicio a la comunidad? tontadas. Venimos a forrarnos. 

Tenemos un ministro de Justicia que da mucha vergüenza, uno de Interior que sonroja, un presidente de gobierno que tendrá que declarar como y de que manera ha ganado elecciones con financiación ilegal. Si se llegara al fondo de esa cloaca que es Genova 13, el hediondo olor nos aplastaría como país.

Hay una enfermedad mortal en un partido  que contamina a los demás. Hay una enfermedad social que hace que se disculpe al ladrón de guante blanco, porque la picaresca española siempre fue bien vista. Hoy (es un decir, porque viene de muy atrás) la picaresca no es tal, es puro latrocinio y sociopatía;  se trata de esquilmar a lo público hasta extenuarlo en propio beneficio. Da igual, los votantes siguen sintiendo que los suyos roban menos. O si roban mucho, al fin y al cabo son nuestros ladrones… No hay que exagerar que no es para tanto. Suelen decir los ínclitos votantes de los mafiosos.

Sociedad enferma, sociedad decrepita la que calla y asiente cuando ve que se corrompen fiscales, que ministros justifican soplos, que se reúnen y animan en ministerios  a terroristas económicos. Todo lo disculpa el éxito en las urnas. Parecen olvidar que una sociedad en descomposición contamina a todos. Que nos acabará matando como país y como sociedad. Claro que es más cómodo buscar enemigos en la isla Perejil, o en Gibraltar, o tal vez entre los catalanes.

#MariaToca

 

Sobre Maria Toca 1673 artículos
Escritora. Diplomada en Nutrición Humana por la Universidad de Cádiz. Diplomada en Medicina Tradicional China por el Real Centro Universitario María Cristina. Coordinadora de #LaPajarera. Articulista. Poeta

2 comentarios

  1. Totalmente de acuerdo contigo Maria. Pero un aspecto en el que es preciso incidir aunque haces alusión indirectamente, cuando dices, «no hay que exagerar, no es para tanto». Me refiero a la » resignación». Están llevando a cabo una campaña mediática en todos los terrenos, apelando continuamente a este estado de ánimo, que si no combatimos por todos los medios ,sería el final definitivo de lo que nos queda de «estado democrático»

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