Salvan a las multinacionales

 

Mientras la crisis del capitalismo imperialista, agravada al extremo por la pandemia del Covid-19,
pega de lleno en la clase trabajadora, las grandes empresas multinacionales reciben todo tipo de apoyo por parte de los gobiernos.

 

Tanto los gobiernos de Trump como los de la Unión Europea han lanzado billones de dólares y euros para tratar de paliar la crisis. Se calcula que los montos directamente involucrados alcanzan en total a 6 billones de dólares, duplicando los que se habían utilizado en el pico de la crisis de 2008/2009. Si bien la retórica de todos los gobiernos es “cuidar los puestos de trabajo” y “ayudar a los sectores de menores recursos”, la realidad es que la inmensa mayoría de ese dinero está siendo destinada a salvar a las grandes empresas multinacionales. Para esto, los gobiernos apelan a una variada serie de medidas, que incluyen subsidios directos, préstamos a “tasa cero”, salarios de miles de empresas pagados por el Estado, recortes de impuestos o cargas sociales, inyecciones de capital, e incluso “nacionalizaciones” donde, sin embargo, se deja el control de la empresa a accionistas privados.

Todo esto no impide que igualmente las mismas firmas receptoras de estos fondos sigan adelante con

despidos de decenas de miles de trabajadores y reducciones salariales.

En los Estados Unidos de Trump las primeras dos medidas que se tomaron en marzo sumaron 4,3
billones de dólares de transferencias desde el Estado. Solo el 2,3% de ese dinero se dirigió a fortalecer el sistema de salud, colapsado por el Covid-19. Y la mayoría a las manos de dueños de hospitales y servicios médicos privados. La ayuda a las personas solo fue de 1.200 dólares por mes, sumado a los 600 dólares semanales de seguro de desempleo.
La inmensa mayoría de los 4,3 billones terminó, entonces, en los bolsillos de las grandes corporaciones.

La Reserva Federal lanzó 2,3 billones de dólares que fueron a apuntalar a la Bolsa de Wall Street, ya que las cotizaciones habían comenzado a bajar violentamente al comienzo de la pandemia. Esta lluvia de dinero, dirigida hacia los grandes especuladores bursátiles, fue lo que hizo que a partir del 23 de marzo la Bolsa de Nueva York retomara su ritmo alcista y volviera a generar superganancias para los que “juegan” en ella. De los restantes 2 billones, casi todo está dirigido al salvataje empresario, 500.000 millones están explícitamente destinados al rescate de las mayores corporaciones del país. El rescate incluye 58.000 millones de dólares para las empresas aéreas (de pasajeros y de carga) y otros 17.000 millones de dólares para los contratistas de defensa y las consideradas “fundamentales para la seguridad nacional”. Miles de millones más irán a las compañías de cruceros, hoteles y turismo.

En el caso de las aerolíneas, resultaron beneficiadas American Airlines, la empresa con más aviones del mundo, que está recortando 5.100 puestos de

La alemana Lufthansa recibió 9.000 millones de euros y despide a 22.000 empleados del trabajo y planteando 34.500 retiros voluntarios; Delta, la segunda en importancia, que dio “vacaciones” a 13.000 empleados y anuncia miles de “retiros voluntarios”, y United Airlines, la tercera, que ha dicho que va a reducir su plantilla de trabajadores en un 30 por ciento. A esto hay que sumarle que 16.000 millones de dólares estarán destinados exclusivamente al salvataje de la fábrica de aviones Boeing.
Un párrafo aparte merecen los 367.000 millones supuestamente destinados a las pequeñas y medianas empresas. Denuncian que, mientras muchas de estas firmas no han accedido al beneficio, millones de dólares de este programa están siendo apropiados por grandes empresas, como la cadena de bocadillos Potbelly, con cuatrocientos locales, o el Grupo Ruth’s Chris Steak House, con 150 restaurantes. Se calcula que un total de 71 grandes empresas que figuran en el listado de la revista Forbes han recibido ayudas de este fondo (Business Insider, 20/4).
Sumemosle a todo esto que, si en la crisis de 2008 el grueso del monto de ese salvataje había ido directamente a rescatar bancos en quiebra, ahora este sector no dejó de participar de la fiesta. De hecho, las grandes entidades financieras fueron designadas “gestoras” para socorrer con créditos a las empresas, quedándose con jugosas comisiones e intereses. Así, uno de los grandes administradores de los recursos lanzados por la Reserva Federal es el mayor fondo de inversiones del mundo, BlackRock (hoy principal acreedor de la deuda externa argentina).
En los Estados Unidos, mientras 45 millones de personas se ven obligadas a solicitar el seguro de desempleo, miles de millones de dólares se giran para sostener a las grandes corporaciones. Esto llega a tal punto que un informe de Deutsche Securities asegura que el 18% de las empresas yanquis ya califican como “empresas zombis”, denominándose así a firmas que solo sobreviven por los montos de ayuda estatal que les son girados (Financial Times, 25/6).


Los rescates de la Unión Europea

Los gobiernos europeos, recurriendo a todas las herramientas comunitarias, no se han quedado atrás

en salir a privilegiar el salvataje de sus grandes empresas. El monto total asciende a 2 billones de euros. A la cabeza están, al igual que en los Estados Unidos, las grandes compañías de aviación. Lo que no ha impedido que las aéreas, igualmente, echen a decenas de miles de trabajadores. La

alemana Lufthansa recibió 9.000 millones de euros, a pesar de que anuncia el despido de 22.000 empleados. A Air France, el Estado francés le dio un préstamo directo por 3.000 millones de euros y avales para que bancos privados le den otros 4.000 millones de crédito, mientras tanto anuncia que planea suprimir entre 8.000 y 10.000 puestos de trabajo y, contradictoriamente, le compra sesenta aeronaves a Airbus, “salvando” así a la principal fabricante europea de aviones. KLM negocia una ayuda del gobierno holandés de entre 2.000 y 4.000 millones de euros. Alitalia, en el marco de un proceso de “nacionalización” (el Estado se hace cargo para sanearla y luego reprivatizarla) recibe 500 millones de euros, Norwegian consiguió 270 millones del gobierno noruego, Finlandia le otorgó 600 millones a Finnair, y entre Suecia y Dinamarca aportaron 300 millones para SAS. También hay avanzadas conversaciones para auxiliar al Grupo IAG, integrado por British Airways (que anunció una reducción de 10.000 puestos), Iberia, Vueling y Air Europa (Bloomberg Business, junio 2020). Por fuera de las líneas aéreas, también hay un rescate multimillonario en curso para Renault, con un préstamo garantizado por el Estado francés por 5.000 millones de euros.
Alemania, por su parte, puso a disposición de sus grandes empresas 200.000 millones de euros del banco estatal KfW. Las dos grandes marcas alemanas de ropa deportiva han recurrido a este rescate. Adidas recibió 1.000 millones de euros y Puma, sin que se haga público el monto que consiguió. También recibió 2.000 millones Ceconomy, la sociedad propietaria de la red de tiendas Media Markt y Saturn.


¿Quién tiene que pagar la crisis?

Queda claro que el plan del imperialismo es salvar a las multinacionales y, una vez más, igual que en situaciones anteriores, descargar la crisis sobre los trabajadores y demás sectores
populares.
Los billones de dólares y euros en juego demuestran que el dinero existe, simplemente está siendo utilizado para salvar a los ricos (que vergonzosamente siguen incrementado sus fortunas), mientras se lanza a la miseria y la marginación social a centenares de millones de trabajadores en todo el mundo.
Los socialistas revolucionarios decimos que la crisis no la tienen que pagar los trabajadores, sino los capitalistas. Hay que imponer en todos los países un fuerte impuesto a las grandes fortunas y dejar de pagar las deudas externas, que solo llenan los bolsillos de los buitres de las finanzas, para así
volcar todo ese dinero a un fondo de emergencia para atender la crisis, tanto sanitaria como social, generada por la pandemia

José Castillo para Correspondencia Internacional y La Pajarera Magazine.

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